A este último grupo pertenece este G4 Challenge, que fue matriculado nuevo en el Reino Unido el 1 de septiembre de 2005. Por un «flechazo», y tras un minucioso seguimiento, su actual propietario consiguió llegar hasta él y finalmente matricularlo en nuestro país en febrero de este año.
Lo primero que llama la atención es el acertado tono de pintura, el cual, junto con los numerosos accesorios del catálogo Land Rover (de serie en los G4 Challenge), no le permiten pasar desapercibido. No cabe duda de que la baca africana con su «farada» y la toma elevada le otorgan un innegable aspecto de dandy aventurero.
Aún más preparado El propietario actual ha completado este copioso equipamiento original con otros detalles prácticos y de comodidad para sus viajes, sin olvidar elementos de rescate como palas, eslingas y planchas, para los cuales hay un cofre específico. El magnífico cabrestante eléctrico Warn 9.5 XP es también «de serie» en los G4. Asimismo, se ha sacado la voluminosa rueda de repuesto de los bajos para colocarla en un soporte sobre el parachoques trasero. De este modo se mejora el ángulo de salida y se libera espacio para ubicar en el futuro un depósito adicional de combustible. Para viajes «de aventura», el suministro de gasolina es una cuestión importante, pues en cuanto aumenta la velocidad, o la pista se complica, el poderoso V8 puede ofrecer consumos superiores a los 20 l/ 100 km. El interior luce impecable, con los cuidados acabados típicos de la marca inglesa, pero bajo el asiento trasero derecho se ha ubicado un compresor de aire que, gracias a un calderín de 12 litros situado en los bajos y a salvo de impactos, permite hinchar con rapidez los cuatro neumáticos. Este compresor y otros accesorios (cabrestante, nevera, GPS, emisoras-) son alimentados por una batería adicional colocada en una caja estanca en el vano motor. Un discriminador permite salvaguardar la carga de la batería principal para el arranque y funcionamiento del vehículo, y un indicador de LEDs en el salpicadero informa del estado de carga de ambas baterías. El abundante equipamiento instalado tiene como contrapartida un incremento en la tara de 270 kilos que no sólo penaliza el comportamiento en terrenos blandos, sino que ha obligado a reducir el número de plazas homologadas de siete a cinco.
Motor V8 de gasolina La imponente imagen exterior, junto con el ronco sonido y la poderosa respuesta del propulsor V8 de origen Ford-Jaguar, llaman poderosamente la atención. Hay muy pocos G4 en todo el mundo, por lo que somos conscientes de que hay que manejarlo con cuidado y disfrutar el momento. Este Discovery se comporta realmente bien en carretera, pues el V8 dinamiza el vehículo con una facilidad sorprendente y enseguida estamos rodando a velocidades importantes sin esfuerzo alguno. El silencio interior es notable, aunque los ruidos aerodinámicos son superiores a los del TT de serie debido a la toma elevada y, sobre todo, a la baca. La suspensión neumática de control electrónico aporta gran sensación de seguridad, estabilidad y confort, incluso en carreteras reviradas o de montaña, donde este Land Rover -con la baca descargada- se mueve con bastante agilidad y balanceos contenidos. La pista es su terreno favorito. La suspensión neumática trabaja a destajo, y hay inercias importantes. Es fácil alcanzar velocidades elevadas; hay que ser precavidos. Un desconectador de ABS sería bienvenido; no olvidemos que en orden de «aventura» estamos manejando una masa de 3.200 kilos. Los neumáticos AT resultan acertados; además de flancos reforzados para afrontar terrenos pedregosos, alejan los bajos 20 mm del suelo. A pesar de ello, no se ha olvidado una completa protección inferior. Entrando en caminos más complicados, el sistema Terrain Response resulta eficaz, y este Discovery automático resuelve las trialeras de forma sencilla. Si la cosa se complica, el G4 incluye un bloqueo mecánico de diferencial en el eje trasero que, en combinación con los 350 mm de altura libre disponibles, permite a este Discovery superar a muy baja velocidad los pasos más complicados. Eso sí, con la reductora conectada el V8 obliga a mimar el acelerador. Un capricho perseguido durante largo tiempo Genuino…Este Discovery es un auténtico G4; no una réplica. Su propietario lo buscó por toda Europa, lo trajo a España y lo rematriculó. En la imagen izquierda puedes verlo con placas alemanas. A la derecha, con matrícula provisional. |
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