
Por eso, ahora, recibe su primer lavado de imagen; pero ojo, no es ‘algo serio’: los mayores cambios afectan al diseño exterior… y estos se reducen a unos nuevos paragolpes más voluminosos -el delantero con unas tomas de aire más grandes, antiniebla rediseñados…- que incrementan su longitud total de 4,5 a 4,55 m. Además, llegan nuevos detalles como las luces diurnas con LED’s para los faros delanteros, cromados en los tiradores de las puertas y el portón trasero, un nuevo y discreto alerón posterior…
En el interior, el principal cambio es la nueva instrumentación, capaz de variar su apariencia gracias a que utilizará una pantalla TFT -similar a la que equipa el Range Rover-. También se renueva el volante, la consola central -ahora, con los botones del climatizador y el equipo de audio mejor ubicados-, los tapizados… El espacio no varía. En cuanto a la mecánica, el Freelander 2 mantiene su eficaz sistema de tracción total y la posibilidad de elegir entre un propulsor 3.2 de gasolina de 233 CV -de origen Volvo- y un motor 2.2 turbodiesel de 160 CV -desarrollado por PSA- que ahora equipa de serie Stop/Start en todos los acabados.
Fotos: Scoopy