Bueno, seamos exactos; no lo genera, ya sabes que estas cosas no se crean ni se destruyen, sino que se transforman. En este caso, la bicicleta de Lightfog es capaz, mediante un sistema de fotosíntesis incorporado a su chasis de aluminio, de producir oxígeno. Y no sólo mientras pedaleas: su batería de iones de litio puede mantener el sistema encendido mientras está aparcada y hasta que lo apagues o se quede sin carga. Lleva un depósito de agua tras el asiento para el uso de este sistema.
Pero además de la fotosíntesis, esta bicicleta es todavía capaz de hacer más cosas por nuestras contaminadas ciudades. En la boca que lleva en el manillar lleva instalados filtros de partículas y CO2, por lo que cuando vas circulando va limpiando todo el aire que le entra. El primer beneficiario serás tú, claro, que eres el primero al que le llega ese aire limpio a la cara y el oxigeno que emana de la barra central de la bici.
La batería va en el chasis, en la barra que baja de la pipa de la dirección a los reposapiés; si, reposapiés, por que esta bici eléctrica no lleva pedales y usa sólo un motor eléctrico que va ahí alojado. En cuanto al diseño, absolutamente futurista, se ha decorado en blanco y verde. Más ecológico, no puede ser.
