Lleida Mototurisme: Piensa en verde

Con las temperaturas que nos vienen en verano es hora de coger la moto y poner rumbo a parajes más frescos donde poder respirar aire puro, disfrutar de buenas carreteras y, de paso, enriquecernos con el patrimonio que encontremos, y unas cuantas butifarras… El interior de Lleida es uno de los destinos rurales más cotizados […]


Con las temperaturas que nos vienen en verano es hora de coger la moto y poner rumbo a parajes más frescos donde poder respirar aire puro, disfrutar de buenas carreteras y, de paso, enriquecernos con el patrimonio que encontremos, y unas cuantas butifarras…

El interior de Lleida es uno de los destinos rurales más cotizados del panorama nacional. El verde esmeralda es el protagonista de sus paisajes y las carreteras serpentean entre sus valles ofreciendo un recorrido para el puro y simple disfrute.

Hay lugares que se marcan en el mapa para siempre. Empezamos el camino desde Gosol, un pueblecito de lo más pintoresco en el corazón del Cadí-Moixeró. El entorno natural que encontramos es impresionante.

Gosol es la puerta a la montaña mágica de Pedraforca, la única con forma de U de Cataluña y en la que, según las leyendas, se celebraban aquelarres, subiendo las brujas en escoba desde Gosol.

Pero no solo es el entorno natural el atractivo de Gosol, en este pequeño pueblo vivió una temporada Pablo Picasso y aquí pintó varias de sus obras más conocidas. Hoy en Gosol existe el Centre Picasso, donde se puede ver parte de su obra y un recorrido por las etapas de su carrera.

Una buena degustación de embutidos de la zona después del paseo por Gosol y nos encaminamos hacia la comarcal C-563, una carretera ideal para el mototurismo. Pasando Tuixent, en donde se puede hacer una visita al curioso Museo de las Trementinaires, cogemos la C-462 hacia el norte y disfrutamos un rato de las curvas. A 52 kilómetros nos espera nuestro siguiente destino, La Seu d’Urgell. Simplemente, fantástico.

Después de la emoción, hay que tener un respiro. Y La Seu d’Urgel es el sitio perfecto. Es capital de la comarca de L’alt Urgell y ya conocemos su catedral románica, los vestigios de los dinosaurios que vivieron por aquí, pero en esta ocasión lo que venimos a conocer son sus quesos. No hay sobre la faz de la tierra un lugar con más peso y solera para hablar de quesos y catarlos.

Desde hace más de 1000 años, se celebra aquí la Feria de Sant Ermengol, donde los quesos son su buque insignia. Los quesos del Pirineo son conocidos por su exquisito sabor y no es de extrañar viendo en qué condiciones viven las vacas y cabras de este valle feliz. Y siguiendo el curso del Segre y disfrutando de la carretera ponemos dirección a Salí de Cambrils.

¿Parada obligada? Ca L’Agusti es un referente para los moteros que tienen aquí un punto de encuentro. Las salinas de Cambrils son un sitio perfecto para parar y hacer un receso en el camino. Un paisaje impresionante en medio de la montaña. Aquí los baños son terapéuticos y nunca viene mal desintoxicar y remineralizar el cuerpo después de una larga jornada de carretera.

Un paseo por los molinos que antes molían la sal y volvemos a estar más que preparados para continuar el camino. Próxima estación: Oden y su zoo.

En Oden está una reserva natural de fauna del Pirineo. No es un zoo al uso ni mucho menos. Aquí lo que hay es un hogar para animales salvajes que en algún momento han sido maltratados o tienen alguna lesión. Los cuidan, los hacen felices y comparten su pasión con los visitantes que llegan a verlos. Los crían en su entorno natural y los ejemplares que tienen de búhos son impresionantes.

Es imposible evitar otra carretera maravillosa por tierras de la comarca de Solsona, llegamos a Sant Llorenç de Morunys, un pueblo de apenas 4 kilómetros cuadrados pero con un patrimonio riquísimo. Su iglesia románica, con un claustro espectacular, la piedra de las casas y las callejuelas estrechas son una delicia para hacer una larga parada. Si coincidimos con la época de setas y somos amantes de los hongos, este puede ser el paraíso. En invierno se llena bastante, por el turismo de esquí.

A partir de aquí y de camino a Solsona nos encontramos con una de las carreteras que más hacen disfrutar a los motoristas, la carretera de la Llosa de Cavall. Curvas rápidas, otras más suaves, barrancos, paisajes de una belleza singular… una pura gozada de camino que bordea el río Cardener y va siguiendo su desfiladero.

Al final de la carretera, hay muchos caminos que salen al pantano, también espectacular… unos momentos de asueto para bañarnos o pescar unas truchas. El tramo final hasta Solsona son 22 kilómetros de carretera recta, muy fáciles de sobrellevar, pero muy vigilada en temas de velocidad.

Por eso es bueno una parada o hacer noche. Hay varios establecimientos que apuestan por el mototurisme€ Parar en El Buffi es casi una obligación. Solsona es la capital de la comarca. Aquí el arte se mezcla por todas partes, gótico, renacimiento, modernismo, grafitties…

Solsona es la ciudad con más gigantes por metro cuadrado. La tradición les viene desde 1675 y hasta hoy en día la familia Casserras son un referente en el panorama nacional de la construcción de gigantes y cabezudos. La industria del cuchillo también tiene fama aquí, así que es un buen lugar para llevarse unos cuantos de recuerdo, la calidad es magnífica.

Si abandonamos Solsona por la C-451, para luego coger la C-1412 para llegar a Ponts. San Pere de Ponts es el orgullo de esta localidad. Una colegiata románica de estilo lombardo, casi reconstruida en su totalidad pero que recorta con un halo espiritual el skyline del pueblo.

Seguimos ruta, pasamos por Balaguer, capital de la Noguera, y cogiendo la C-12 llegamos al valle de Àger. 33 kilómetros de carretera rápida y un paisaje algo más seco que el que veníamos acostumbrados.

Ager es la capital catalana de los deportes aéreos, aquí viene gente de toda Europa a practicarlos. El Congost de Mont-rebei es un desfiladero increíble desde donde se practican este tipo de deportes y las vistas son como de otro planeta.

Decía Josep Pla que el valle de Àger es un paraíso lejano, remoto, que esconde una paz divina… quizá sea por eso que aquí se ubica el COU. El Centro de Observación del Universo. Los cielos limpios de contaminación lumínica de Àger son especiales para observar el firmamento desde aquí. Suelen organizar unos eventos llamados Cenas con estrellas en los que se degustan productos del terruño y enseñan las instalaciones, pudiendo observar estrellas y el gran ojo del Montsec. Una buena manera de terminar esta ruta motera.

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