Aniacam plantea un plan estructural con carácter permanente por el que, cuando un coche acumulara toda esa antigüedad, se otorgarían ayudas al achatarramiento. El presidente de la asociación, Germán López Madrid, recuerda que España tiene uno de los parques automovilísticos más envejecidos, y que renovarlo tiene que ser prioritario por lo que ese envejecimiento conlleva para el medio ambiente y la seguridad vial.
En la misma línea, Aniacam propone la supresión del Impuesto de Matriculación, en favor de un nuevo impuesto que grave exclusivamente en función de las emisiones de CO2 y el cumplimiento de la normativa Euro 5. Otra de las solicitudes de esta organización ha sido desvincular a las comunidades autónomas de la recaudación del automóvil. La gestión del Impuesto de Matriculación se transfirió a las autonomías durante el gobierno de José María Aznar y, en palabas de López Madrid, éstas «en su voracidad por recaudar pueden entorpecer algunos procesos que funcionan bien».
Tampoco les gusta a los importadores que las empresas de renting puedan matricular los vehículos en su sede social y no en el lugar en el que van a circular; consideran que Madrid se ve injustamente beneficiada por esta práctica. Otras ideas presentadas por Aniacam comprenden una ITV más rigurosa, que pueda generar actividad para los talleres y fomente la compra de automóviles nuevos.
Pero, a pesar de esta batería de medidas, no olvidan a los coches usados: Aniacam apuesta por suprimir el de Transmisiones Patrimoniales en la transferencia de vehículos. «En general -dice López Madrid- habría que tender a sustituir los impuestos a la compra por impuestos al uso porque hay que evitar la barrera previa en el consumidor».