
A principios de año se pondrán en funcionamiento los conocidos como radares de tramo, que en un primer momento estarán colocados en los túneles más peligrosos de nuestra geografía. De hecho, el primero de ellos estará operativo en el túnel de Guadarrama (AP-6), que separa las provincias de Madrid y Segovia.
Miden la velocidad media
A diferencia de los radares actuales, los de tramo no controlan la velocidad de un vehículo en un punto concreto, sino que calculan la velocidad media desarrollada en un tramo de entre tres y cinco kilómetros. Esto es posible gracias a la instalación de dos cámaras, una al principio y otra al final del tramo, que registran la matrícula y la hora exacta de paso del vehículo. Si el sistema detecta que la velocidad media empleada es superior a la establecida para el tramo, realiza una fotografía del infractor y la remite por fibra óptica al centro de gestión de multas. No sirve, por tanto, ni frenar antes de llegar al radar ni cambiar de carril, ya que todos los sensores están interconectados y la sanción se impone por la velocidad media y no por la que tengamos justo debajo del radar.
Tiene que cambiar la ley
Estos radares estarán señalizados de la misma forma que los radares fijos (habrá que prestar mayor atención) y tendrán sistema de videovigilancia para evitar actos vandálicos. Según Tráfico, no podrán ser detectados por los avisadores ilegales. Sin embargo, para que se puedan instalar estos radares hay que cambiar la Ley de Seguridad Vial, ya que en estos momentos la normativa establece que se precise el lugar exacto de la infracción. Si prospera el cambio de ley en el Congreso el próximo jueves, se incluirá el concepto de tramo y la infracción por superar la velocidad media.
Los radares de tramo ya están funcionando en las autovías A-2 y A-3 en las proximidades de Madrid, aunque de momento están en fase de prueba y sus resultados no tienen carácter sancionador.