Para mantener en buen estado la carrocería, lo más efectivo es lavarla con frecuencia -cada dos o tres semanas está bien- o, mejor dicho, mantenerla limpia de impurezas que puedan dañar la pintura como pueden ser los excrementos de aves, la resina de los árboles, los restos de sal o los -salpicones- de alquitrán de alguna carretera en obras.
Si, además, quieres una protección suplementaria para la carrocería, lo ideal es aplicar una capa de cera protectora en toda la chapa después de cada lavado. Lo malo es que conlleva una media hora de trabajo extra y, por eso, poca gente lo hace. La cera que comercializa Collinite es algo cara -unos 29 euros-, pero es la que mejor protección ofrece para la chapa.
Sin duda, es preferible lavar el coche a mano antes que a máquina, ya que las cerdas de los rodillos que hay en los túneles pueden arañar la pintura o, incluso, dañar algún elemento que sobresalga de la carrocería como los espejos retrovisores, un alerón… Los tres pasos para lavar la carrocería son:
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Moja toda la carrocería con agua tibia.
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Llena un cubo con agua y jabón -existen multitud de champús para carrocería; por ejemplo, el de Valet Pro está muy bien y cuesta unos 9 euros- y limpia toda la carrocería con una esponja y las llantas con un cepillo.
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Aclara todo el jabón con una manguera y seca la carrocería con una toalla de secado -como la de CCP, que cuesta unos 9 euros-. Una vez retirada todo el agua, es el momento en el que puedes aplicar la cera protectora si lo deseas.
Cuando nieva, las máquinas quitanieves esparcen sal en el asfalto para que la nieve se derrita. Es importante no dejar que esa sal permanezca acumulada en los bajos de la carrocería, pues produce corrosión. Si el coche tiene restos de sal, conviene dar un -manguerazo- a la parte inferior del coche cuanto antes.
Es conveniente revisar los bajos del coche cada 60.000 km para localizar posibles puntos de óxido. También resulta bueno aplicar cera protectora allá donde se vea cierto deterioro, aunque esto es mejor que te lo hagan en un taller -desde 15 euros-.
Para que no se agrieten las gomas de las puertas, juntas… existen ceras específicas para estos materiales. Aplicarlas cada cuatro o cinco meses viene muy bien para prevenir su deterioro, lo cual es importante porque, en ese caso, entrará agua en el habitáculo. La cera Valet Pro Dionysus cuesta unos 15 euros y es muy eficaz.
Para evitar desajustes en la carrocería, hay que tener cuidado al abrir las puertas para que no hagan -tope-, pues así se acabarían produciendo holguras. Tampoco hay que cerrar las puertas, el portón o el capó de forma muy violenta, porque después aparecerán desajustes y ruidos molestos.
Efectuando un estricto mantenimiento, en realidad nunca sería necesario repintar la carrocería… siempre y cuando no tenga golpes o zonas descascarilladas que puedan oxidarse.
Las lunetas traseras de plástico –por ejemplo, las que incluyen la capota de algunos cabrios– o las cubiertas de plástico de los faros requieren un mantenimiento específico. Para evitar su deterioro es buena idea lavarlos con un limpiador especial como Meguiar´s Plastx que, además, nutre el material –15 euros aproximadamente–.
Si la carrocería tiene piezas no pintadas -los paragolpes, las molduras de las puertas, las carcasas de los espejos retrovisores…- es conveniente aplicarles un protector de plásticos después de cada lavado para que no pierdan color. Por ejemplo, es muy bueno el producto Extreme VRT de la marca Chemical Guys -cuesta unos 12 euros-. Si las piezas ya están sin color, será necesario un renovador de plásticos. Uno de los mejores es el Black Again de la marca Black Jack -sale por unos 10 euros-.
Si la pintura tiene picotazos… lo único que le devolverá al estado original será un repintado, pero afortunadamente existen productos en el mercado para disimular esas pequeñas imperfecciones. Bien puedes optar por un pincel de retoque –o encontrarás en el servicio técnico de la marca de tu coche por unos 9 euros–, o bien puedes aplicar una cera especial como la que comercializa Zymöl -cuesta desde 60 euros dependiendo del color de tu vehículo–. En cualquier caso, el resultado puede ser aceptable, pero nunca tan bueno como un repintado.