El Instituto de Seguridad Vial de FUNDACIÓN MAPFRE ha realizado un estudio pionero para conocer y analizar las actitudes de los conductores jóvenes de entre 18 y 24 años. El objetivo de este informe, que ha servido para evidenciar algunos factores de riesgo en la conducción de este colectivo, es recabar información que permita desarrollar acciones específicas dirigidas a corregir aquellos comportamientos que representan un riesgo para su salud y la de los demás y que, de no ser modificadas a tiempo, reproducirán a lo largo de toda su vida.
Del estudio se desprende que el 37 por ciento de los jóvenes considera que cometer imprudencias es inevitable, lo que implica que no se sienten responsables de sus negligencias y sus consecuencias. Asimismo, el 46 por ciento señala que el factor que más les ayudaría a evitar situaciones potenciales de peligro sería que los demás conductores fueran más responsables, frente a sólo un 6 por ciento que reconoce que la mejor manera de prevenirlas sería siendo más responsable con su conducción. Por otro lado, el 20 por ciento de los jóvenes encuestados dice que para impedir que sucedan circunstancias de riesgo sería necesario que se mejorara la señalización, y el 15 por ciento reclama una mejor conservación de las vías.
Cabe destacar también la conducta de los jóvenes cuando otro conductor comete una imprudencia que afecta a su conducción. El 50 por ciento reconoce que se pone nervioso ante estos imprevistos, el 25 por ciento se enfada, y sólo un 23 por ciento se controla.
El fin de semana y la noche suponen un mayor riesgo para los jóvenes. En muchos casos, los accidentes que se producen en el tiempo de ocio están relacionados con la velocidad o el alcohol. Según el informe, el 84 por ciento afirma haber conducido alguna vez superando la velocidad permitida y el 26 por ciento reconoce hacerlo a menudo o siempre. Además, más de la mitad de los encuestados (65 por ciento) no respeta la distancia de seguridad, el 33 por ciento dice que en ocasiones conduce tras tomar bebidas alcohólicas y un alto porcentaje reconoce conducir mientras realiza otra actividad, como usar el navegador, fumar y hablar por teléfono sin utilizar el dispositivo de manos libres.
Del estudio también se desprenden otras conclusiones interesantes: uno de los principales atractivos de la conducción para los jóvenes es la independencia y la libertad que les ofrece, lo que explica que quieran obtener el permiso de conducir lo antes posible. Además, a los jóvenes las personas que más les influyen en su forma de conducir son el padre (48 por ciento) y el profesor de la autoescuela (21,5 por ciento), frente a la figura materna (9,5 por ciento).
Llama la atención que los jóvenes conductores se consideran igual de buenos (41 por ciento) o mejores (43 por ciento) que la mayoría, lo que significa que no son conscientes de que deben mejorar aspectos de su conducción, sino que tienden a pensar que los que deben cambiar son los demás. Así, el 61 por ciento ve muy poco probable la posibilidad de sufrir un accidente. Sin embargo, un 22 por ciento de los jóvenes encuestados afirma haber sufrido un accidente siendo ellos los conductores, un porcentaje muy alto si tenemos en cuenta que constituyen una cuarta parte de la muestra y que la mayoría de ellos (84 por ciento) tienen menos de cuatro años de experiencia al volante. Estas percepciones provocan que se muestren más confiados en su habilidad para conducir y sean más osados en situaciones de riesgo, como coger el coche después de consumir alcohol.
Aunque algunas conductas son susceptibles de corregirse, los jóvenes son muy conscientes de los riesgos de determinados comportamientos. Así, un 59 por ciento afirma que nunca se salta un semáforo en rojo y el 90 por ciento nunca conduce bajo los efectos de la droga. Además, la mayoría (73 por ciento) afirma que cuando conduce su carácter -cambia para bien-. Entre las principales diferencias por sexo, el informe destaca que mientras el 80 por ciento de las chicas dice no conducir nunca tras tomar alcohol, el porcentaje se reduce hasta el 55 por ciento en el caso de los chicos.
Julio Laria, Director General del Instituto de Seguridad Vial de FUNDACIÓN MAPFRE, cree que todos estos datos indican que aún queda mucho trabajo de concienciación por hacer. -Es necesario seguir educando en valores y que exista una mayor implicación de las autoescuelas, familiares e instituciones para que estos conductores sean cada vez más conscientes de los riesgos que implica no cumplir con las normas de tráfico y conducir de forma imprudente-.
Según datos de la DGT, los accidentes de tráfico son la primera causa de muerte y de lesiones graves entre los jóvenes entre 18 y 24 años. Este colectivo sufre el 20 por ciento de los accidentes de tráfico, a pesar de que sólo constituye el 10 por ciento del censo de conductores. Entre 2003 y 2008 este grupo experimentó una reducción del 51 por ciento en el número de fallecidos en carretera.
Para descargarte el estudio completo, pincha en:
http://www.mapfre.com/ccm/content/documentos/fundacion/seg-vial/investigacion/estudio-completo-sobre-jovenes-y-actitudes-en-la-conduccion.pdf