María de Villota reaparece por primera vez desde de su accidente

La piloto madrileña ha concedido una entrevista a la revista "Hola" -quien la ha patrocinado en los últimos tiempos- desde su casa de Cantabria, en la que explica cómo se encuentra y en qué piensa para el futuro.


De Villota sufrió un grave accidente cuando realizaba un test aerodinámico en el aeródromo de Duxford (Gran Bretaña), con el equipo Marussia. De Villota chocó contra un camión aparcado justo al lado de donde estaba haciendo pruebas en línea recta. Como consecuencia de las lesiones en la cabeza, ha perdido el ojo derecho. «Ahora que solo tengo un ojo, quizá percibo más cosas que antes. Antes, mi vida era una contrarreloj total, era una lucha contra el crono, y ahora es cuando veo que hay que parar y medir las cosas de otra forma. Ya no son las décimas del crono, sino los pequeños momentos».

«El primer día que me miré en el espejo, tenía 104 puntos en la cara, negros, que parecían cosidos con cuerda náutica, y había perdido el ojo derecho. Me quedé aterrada», cuenta. Ahora se enfrenta a nuevas operaciones, destinadas a corregir el desplazamiento del cráneo y a reconstruir su ojo.

Esta situación límite ha aportado a de Villota una nueva forma de ver la vida: «Hay que parar y medir las cosas de otra forma: ya no son décimas de crono, sino los pequeños momentos. Mi nueva vida va más allá de mis sueños porque mi sueño era la Fórmula Uno y lo conseguí, me siento piloto. Si no hubiera perdido el ojo estaría otra vez subida en el coche. Por algo he perdido este ojo. Algo me espera en la vida. Estoy segura»

No obstante, el proceso de recuperación es duro: «Durante las interminables horas de quirófano, creía que estaba en una prueba de esfuerzo de la FIA. Pensaba que estaba en una especie de simulación y que tenía que aguantar desde el punto de vista mental. También recuerdo la voz de la enfermera, que decía: «¡Venga, María, aguanta!», y que yo le cogí manía porque me insistía en que siguiera y yo no podía más. Era como una entrenadora muy severa de una de esas películas de soldados».

En cuanto al instante en sí del accidente, de Villota lo recuerda muy bien, a pesar de que quedó inconsciente de inmediato. La parte negativa de su recuperación es que, además del ojo, ha perdido gran parte del sentido del olfato y del gusto: «Ahora me gustan las cosas con sabor fuerte», y sufre dolores de cabeza que, según los médicos, persistirán durante varios años.

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