Este nuevo modelo de Maserati será crucial para el éxito de la compañía italiana en los próximos años. De hecho, en 2015, la marca tiene previsto vender 25.000 unidades al año –y otros 25.000 de su futuro todo camino, el Levante–, lo que supone un considerable incremento teniendo en cuenta que, a lo largo de 2012, únicamente vendió 6.300 uds. de los tres modelos que, hasta ahora, componían su gama: el Gran Turismo, Gran Cabrio y Quattroporte.
Basado en el chasis de este último, el Ghibli está concebido como una berlina de corte deportivo y tamaño más compacto –o menos ‘gigantesco’– que el de su hermano: mide 30 cm menos, con lo que la longitud se queda en 4,98 m… aunque aparenta ser bastante más corto. Está destinado a competir con modelos como el Mercedes CLS, el Audi A7 ó el BMW Serie 6 Gran Coupé… aunque ofreciendo, en algunos casos, un precio más ajustado. Al natural, el nuevo modelo resulta bastante estilizado y, a pesar de que comparte muchos componentes con su ‘hermano mayor’ –como las suspensiones– el Ghibli tiene un aspecto más musculoso e imponente.
Además, es 50 kg más ligero que el Quattroporte, aunque con un peso de 1.885 kg, se encuentra unos 100 kg por encima de sus mencionados competidores. Por dentro, la disposición de los mandos resulta más lógica que en el Quattroporte –y mucho más que en los Maserati de la ‘etapa precedente’: el GranTurismo y el anterior Quattroporte–. Comparten la pantalla central de 8,4», pero el resto de elementos no resultan tan confusos de manejar. Los asientos, con formas deportivas, son realmente cómodos y, en general, el interior transmite sensación de calidad, incluso comparado con sus rivales germanos. Inicialmente, hay tres mecánicas disponibles: un motor 3.0 V6 biturbo de gasolina con potencias de 330 CV –que es el que hemos probado– y 410 CV –la variante S–, o bien un motor 3.0 V6 turbodiesel con un solo turbo y 275 CV –es el primer propulsor de gasóleo en los 99 años de historia de la marca, y en España acaparará el 90% de las ventas–.
Tambiéncuenta con un sistema de tracción total –denominado Q4–… pero sólo lo ofrece la versión de gasolina más potente. Todos los Ghibli llevan ‘manos libres’ –de serie–, por lo que para abrir el coche y arrancar el motor basta llevar la llave en el bolsillo. Pulso el botón Start y el habitáculo enseguida se inunda con el sonido burbujeante del motor V6, transmitiendo desde el primer momento que, bajo el capó, hay una mecánica poderosa. La verdad es que agrada comenzar con una banda sonora tan seductora… sin tan siquiera haber iniciado la marcha.
A pesar de probar la versión de acceso de este modelo, los 330 CV se muestran más que suficientes para mover con soltura los casi cinco metros de carrocería, con un empuje muy agradable desde apenas 1.700 rpm y una contundencia sorprendente entre 3.000 y 5.500 rpm; eso permite que adelantar en las carrerteras de doble sentido escogidas para la presentación sea ‘pan comido’. Como esperábamos, el funcionamiento de la caja automática ZF de ocho velocidades es excelente, con cambios rápidos y eficaces –la firma italiana dice que los hace en 150 milésimas si seleccionas el modo deportivo Sport– que ayudan a que este Ghibli acelere de 0 a 100 km/h en 5,6 segundos y alcance una velocidad máxima de 263 km/h.
Y poder decir… «tengo un Maserati»
Maserati ha decidido apostar por una tradicional dirección hidráulica en lugar de una con asistencia eléctrica –como las que cada vez son más comunes–, ya que creen que es la mejor solución para transmitir sensaciones al conductor. Su grado de asistencia es correcto, pero el tacto no resulta tan bueno como esperaba. El chasis me dejó mejor sabor de boca; parece muy equilibrado. Maserati declara un reparto de pesos muy cercano al 50/50% sobre cada eje y, al volante, el italiano es uno de esos coches que ‘te invita’ a desconectar el control de tracción y descubrir el placer de conducir un tracción trasera ‘puro’ que, además, cuenta con la ayuda de un diferencial autoblocante. Comparado con el Quattroporte V8 y su ‘pesado morro’, el Ghibli se muestra más ágil, y pronto me animo a atacar las curvas con mayor decisión. Sin embargo, no consigues quitarte de la cabeza el hecho de que es un coche grande y pesado –al contrario de lo que percibes en, por ejemplo, un Audi S6–, y el leve desfallecimiento de los frenos, que hace acto de presencia en cuanto le ‘aprietas las tuercas’, no ayuda. Eso sí, el Ghibli es un coche muy cómodo, sobre todo cuando optas por el modo ‘Comfort’ de la suspensión adaptativa opcional –por 2.850e–, que absorbe los baches de maravilla. En cuanto al precio, y teniendo en cuenta su esclusividad, el Ghibli está bien posicionado frente a la competencia –es casi 5.000e más caro que un Mercedes CLS 350… y casi 20.000 euros más que un BMW 535i–. Pero es que el Maserati lleva un tridente en la calandra y, hoy en día, eso aporta más exclusividad que tener un Serie 5.
Técnica
Maserati al estilo ibérico
En España, casi todos los Ghibli que se vendan serán diesel –una tendencia que ya es lo habitual en el resto de marcas premium–. Pero, hasta el año que viene, Maserati no dispondrá de un motor diesel biturbo de prestaciones comparables a sus alter ego alemanes. De momento, el 3.0 V6 de VM Motori y 275 CV que mueve al italiano –y que también emplean el Lancia Thema o el Jeep Grand Cherokee– carece de la ‘chispa’ de los mejores motores turbodiesel deportivos, como el 3.0 triturbo de BMW o el 3.0 biturbo de Audi –ambos entregan 313 CV–.
Maserati Ghibli
- Motor: Gasolina V6, biturbo, 2.979 cm3, 330 CV.
- Par: 500 Nm de 1.750 a 4.500 rpm.
- Cambio: Automático de ocho marchas.
- Tracción: Trasera.
- Prestaciones: 0 a 100 km/h en 5,6 seg. Vel. máx.: 263 km/h. Peso: 1.885 kg.
- Precio: 79.226€
Lo mejor y + Diseño deportivo, rendimiento del motor, confort de marcha.
Lo peor: Eficacia de los frenos, demasiadas inercias al circular rápido.