A mediados del mes de junio empecé a notar que el consumo era elevado -no bajaba de 11 litros-; sin contar que un día comenzó a salir una impresionante humareda negra del tubo de escape. En el taller me dijeron que era -normal- -debido al reciclaje de gases-, y como aproveché para realizarle la segunda revisión el problema pareció desaparecer. Sin embargo, 500 kilómetros después, todo fue a peor- cada vez que daba un -pelín degas-, al humo negro lo acompaña un sonido -ratatata- muy exagerado del motor-. Volví al servicio oficial, donde detectaron un fallo en la válvula EGR ¡¡y tardaron 15 días en recibir la pieza!!… pero todo sigue igual. Tras una última visita al taller, el ordenador detectó un funcionamiento anormal de los inyectores y me aseguraron que se solucionaría con un aditivo especial, que todavía no les ha llegado. Lo peores que ahora el coche me da tirones. ¿Qué puedo hacer?
Según el gabinete de comunicación de Mazda todo está solucionado -se han limpiado los inyectores y sustituido la válvula EGR-. Además, le han recomendado a Juan Carlos repostar en gasolineras de reconocido prestigio.
