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Mercedes-AMG SL 63: ¿en serio hace falta tanto? Primera parte de la prueba

Ha pasado por nuestras manos este espectacular Mercedes-AMG SL 63 con 585 CV de potencia y un lujo muy por encima de lo terrenal. Primeramente, no podemos evitar plantear una reflexión.

Mucha gente me lo ha preguntado en estos días. «Pero, ¿quién narices se compra este coche?». Lo cierto es que no he sabido dar una respuesta precisa sobre qué perfil de usuario ‘afloja’ un cuarto de millón de euros por un coche de este tipo (si contamos con sus extras). Supongo que alguien a quien se le sale el dinero por las orejas, aunque quizá no un entusiasta de los coches. Más tarde discutiremos esto, el porqué el AMG SL es un coche de lujo y no un deportivo.

Lo que tengo entre manos es un Mercedes-AMG SL 63 4Matic+, que es la versión más poderosa de las tres que hay en la gama, la cual aprovecho para detallar a continuación.

Así es la gama Mercedes-AMG SL

VERSIÓNPOTENCIAETIQUETAPRECIO
AMG SL 43381 CVECO148.972 euros
AMG SL 55 4Matic+476 CVC190.532 euros
AMG SL 63 4Matic+585 CVC223.338 euros

Aquí yo encuentro un importante dilema. ¿Realmente merece la pena pagar 74.336 euros de más por el SL 63 cuando ahorrándote esa cantidad puedes optar por un más modesto pero cercanamente impresionante SL 43? Después de algunos cientos de kilómetros a los mandos del 63, puedo decir que, para mí, no. Bueno, no es que no merezca la pena, es que yo no los pagaría.

¿Por qué? Bueno, si lo que quieres es un descapotable de lujo de obscena calidad e impactante diseño, que es a fin de cuentas lo que demanda el comprador de esta clase de modelos, el SL 43 cumple perfectamente. Esta séptima generación de la legendaria saga SL nacida en el año 1954 tiene un diseño verdaderamente embaucador, especialmente gracias a su poderoso frontal.

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El SL 43 tiene un equipamiento más modesto, no tiene tracción total (prescindible, para mí, por muy bien que funcione la 4Matic+), y no aloja un poderoso motor V8 biturbo bajo su capó, sino un políticamente correcto conjunto compuesto por un propulsor 2.0 turbo (sí, sí, de cuatro cilindros) y un motorcillo eléctrico que le basta para portar una etiqueta ECO que no viene mal.

No he probado el SL 43, la verdad, y lo cierto es que el poderío del SL 63 te acaba enganchando, pero sospecho que si probase el primero confirmaría mis presagios. Aunque no tenga un V8 conectado a mi pie derecho… En eso profundizaremos más en las siguientes partes de la prueba…

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