Este bloque de cuatro válvulas por cilindro, fabricado en aluminio, disfruta de una importante puesta a punto para optimizar el gasto de combustible: cuenta con inyección directa, una gestión más eficiente del alternador y la función de arranque y parada Stop/Start. Tiene una cilindrada real de 5.461 cc y desarrolla una potencia máxima de 518 CV, con un par de 700 Nm. Respecto al anterior motor de 6.3 litros, supone un incremento de 8 CV y 70 Nm, un aumento que se deja notar en las prestaciones reales: ahora es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 4,8 segundos, dos décimas más rápido que la anterior generación. También tiene bastante culpa de esta mejora de las prestaciones el hecho de que el peso se ha reducido en 45 kg respecto a su antecesor. Como es habitual en esta versión, también está disponible el paquete AMG Performance Package, que gracias al aumento de presión del turbo -de 14.0 a 18.8 psi- consigue una potencia de 550 CV y un par de 759 Nm. En este caso, el 0 a 100 km/h lo hace en 4,7 segundos y la velocidad máxima está limitada a 280 km/h.
Utiliza la misma caja de cambios automática AMG Speedshift Plus de siete marchas, con tres modos de funcionamiento: uno más eficiente denominado Controlled Efficiency -entre otras cosas, hace que funcione el Stop/Start- y dos más deportivos: S -Sport- y Secuencial -M-. La entrega de la fuerza es 40% al eje delantero y 60% al eje trasero. Para mejorar la estabilidad, sobre todo en curva, monta suspensiones Airmatic Air Suspension, que trabajan en conjunción con el ESP y ajustan la rigidez de la amortiguación en función del tipo de carretera. ¿El objetivo? Que el comportamiento dinámico sea lo más parecido posible a una berlina de altas prestaciones.
Monta de serie unas enormes llantas de 20 pulgadas con diseño de cinco radios y neumáticos de tamaño 265/45 R20, aunque de manera opcional se puede equipar con unas llantas de 21 pulgadas.
