La idea de diseño no es nueva
Lo más diferenciador del nuevo Outlander es su nueva parrilla «Jet Fighter», en forma de trapecio, inspirada en la forma de las tomas de aire de los aviones de combate F2 de Mitsubishi Heavy Industries. Un recurso estético que ya se utilizó en el Eclipse lanzado en EEUU en 2005 y en otros vehículos deportivos de la firma japonesa en el pasado -desde el GTO Coupe de los años 60 hasta el Galant de los 90- y que también adoptan ya los nuevos Colt y Lancer.
También se incorporan cromados, retrovisores exteriores con intermitentes de LEDs, nuevas llantas y colores de carrocería.
Nuevo cambio automático para el diesel más potente
No hay cambios en la gama de motorizaciones. Por un lado se ofrece un gasolina 2.0 MIVEC con control electrónico variable de alzado de válvulas, que entrega 147 CV y 199 Nm y, por otro, dos diesel: el 2.0 DI-D de 140 CV y 310 Nm (de origen Volkswagen) y el 2.2 DI-D de 156 CV y 380 Nm de inyección directa common rail (de origen PSA).
Este último propulsor recibe la función de arranque en pendientes HAS -Hill Start Assist- y la nueva caja automática de doble embrague TC-SST con gestión secuencial por levas de magnesio en el volante, similar a la del Lancer Evolution MR y que acaba de incorporar el Citroën C-Crosser y el Peugeot 4007, modelos -hermanos- técnicos del Outlander.
Tampoco varía el sistema de tracción total All Wheel Control, que permite al conductor elegir entre la tracción delantera -2WD-, la total -4WD- y total con bloqueo de diferencial -4WD Lock, que reparte la fuerza al 50% entre los dos ejes- para terrenos difíciles.
