Mitsubishi L200 (2009): un producto muy equilibrado

A lo largo de los últimos 25 años, Mitsubishi ha consolidado en el mercado de vehículos todoterreno su imagen de robustez y fiabilidad. Con un motor de «solo» 2,5 litros, a la hora de la verdad los 136 CV de esta mecánica demuestran que pueden ofrecer mucho sobre el terreno, gracias a su aceptable entrega de par y a unos desarrollos bien adoptados.Su consumo difícilmente bajará de los diez litros, y sube por encima de 15 si le damos rienda suelta al pie derecho.

Los acabados son sencillos y, en general, resisten bien el paso del tiempo, si bien la tapicería clara es poco sufrida y su tela no es suficientemente resistente.	Atrás hay espacio suficiente y detrás del respaldo encontramos un práctico hueco.

Esta versión equipa una caja de velocidades de cinco relaciones bien escalonadas e incorpora una caja tránsfer convencional. Las versiones mejor equipadas disponen de la tránsfer con diferencial central, que permite disponer de tracción 4×4 permanente, verdadero signo de distinción entre los pick up todoterreno. Estamos, por tanto, en este caso, ante un clásico tracción trasera permanente con la tracción delantera conectable. Sin embargo, contamos con un magnífico aliado. Fuera del asfalto, el diferencial trasero bloqueable al 100 % mediante un botón situado en el salpicadero, un plus del que adolece la mayoría de su competencia.

Pero no todo juega a su favor, la reducción de la gama baja de velocidades se queda en una relación de 1:1,9, demasiado larga para usos extremos, pero muy interesante para trabajar en campo como si se tratara de un vehículo con relación cerrada. A pesar de este inconveniente, el L200 se mueve perfectamente sobre todo tipo de terrenos.

El interior es bastante agradable y, salvo el desgaste que reflejan sus asientos después de 85.000 kilómetros, no presenta síntomas de envejecimiento prematuro. Los pasajeros de los asientos posteriores no echarán de menos en los largos recorridos los asientos y el espacio propios de un turismo. Solo lamentarán la sequedad de las ballestas traseras. En cuanto al espacio de carga, las primeras unidades montaban una caja más corta, pero se aprovechó un restyling para aumentar su longitud.

	El chasis de largueros se estrecha en su zona delantera para permitir el anclaje de unos largos brazos longitudinales que permiten un amplio recorrido a las suspensiones. La barra anti-empotramiento limita el ángulo de salida.
Los brazos de la suspensión delantera son bastante robustos y los amortiguadores trabajan con un recorrido amplio. Las ballestas están compuestas por la hoja maestra, tres más unidas con abrazaderas y un ballestín adicional, lo que las hace bastante progresivas.

El confort de marcha en las plazas delanteras queda asegurado por un bien resuelto eje delantero, que además se muestra muy sólido cuando se trata de salir del asfalto. Sin embargo, no debemos olvidar que, a diferencia del tren trasero, su altura es variable respecto el suelo (inevitable tratándose de suspensiones independientes), lo que en zonas muy abruptas facilitará el contacto con el suelo. Detrás encontramos un tren motriz muy robusto y rebotón (con el vehículo descargado), propio de ejes rígidos con ballestas, previstas para cargar en torno a los mil kilos.

En general, estamos ante un producto fiable y de estética interesante, que cuenta con un propulsor que cumple en todos los terrenos y además dispone de bloqueo de diferencial trasero. Por tanto, tan solo queda pedir un precio razonable, y lo tiene, ya que se beneficia de la sobrevaloración del Toyota Hilux.

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Mejoras en campo

El motor empuja bien, la suspensión delantera tracciona correctamente y el eje trasero, verdadero talón de Aquiles de los pick up, cuenta con bloqueo de diferencial; qué más se puede pedir. Pues nosotros pediríamos unos amortiguadores más firmes en el eje delantero y una gruesa y adaptada placa de duraluminio en ese mismo eje. Si además incorporamos unas gomas AT 235/85-16, unas gemelas traseras tres o cuatro centímetros más largas y unos muelles un par de centímetros más altos, tendremos un auténtico devorador de kilómetros de caminos y pistas sea cual sea su estado.

Cronología

1978 Mitsubishi lanza la primera generación.
1987 Aparece la segunda entrega.
1996 Comienza la producción de la tercera generación, que se fabrica en Tailandia y Brasil, en lugar de Japón.
2005 Nace la cuarta serie.

La medida de serie (205/80-16) ofrece muchas posibilidades, pero el neumático original prima la economía sobre la eficacia.
	Con 2,5 litros y 136 CV, el motor ofrece un rendimiento justo pero suficiente. El bloqueo del diferencial trasero supone una mejora significativa de las prestaciones off-road.