«La gente se ha comprado el vehículo en función de su etiqueta. No podemos decirles que aquello que se ha comprado, ahora no vale y se lo voy a cambiar», ha manifestado el director del organismo añadiendo que la clasificación actual continuará teniendo la misma validez.
A la espera de poder conocer las modificaciones que incluirá la propuesta, todo apunta a que podrían llegar nuevas etiquetas. Y es que, las innovaciones introducidas en el sector en los últimos años han hecho que el actual sistema se encuentre desfasado. El propio Plan de Impulso de la Cadena de Valor de la Industria de la Automoción en España que el gobierno presentó el pasado año camina este mismo sentido y afirma que »la evolución tecnológica es una realidad y los nuevos vehículos que incorporan estas innovaciones deberían ser catalogados dentro de las posibilidades que ofrece el etiquetado actual, o bien añadiendo nuevas etiquetas».
Por su parte, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), también ha manifestado en varias ocasiones su desacuerdo con este sistema que clasifica a los vehículos según su tecnología de propulsión y no la cifra de emisiones que homologa. En este sentido y por poner un ejemplo concreto, un Audi RS Q8, gracias a su condición de híbrido ligero obtendría la etiqueta ECO de la DGT, a pesar de resultar mucho más contaminante que un Peugeot 2008 Puretech de 130 CV, que tiene la pegatina C. Mientras que el todocamino deportivo germano expulsa 270 g/km de CO2, el crossover francés emite menos de la mitad; 126 g/km.
La revisión también pone en tela de juicio a los vehículos híbridos enchufables que, con una autonomía superior a los 40 kilómetros, obtienen el mismo distintivo CERO emisiones que uno 100% eléctrico. Sin embargo, la infraestructura actual de puntos de carga aún está muy lejos de cubrir las necesidades de muchos de los propietarios de este tipo de vehículos, lo que hace que en muchos casos circulen la mayor parte del tiempo empleando el motor térmico. Teniendo en cuenta esto, no es lógico que un vehículo disfrute de ciertas ventajas si realmente no contamina menos.
Estos cambios no sólo afectarán a los usuarios; los fabricantes también van a tener que trabajar sobre sus mecánicas para que sus nuevos lanzamientos cumplan las leyes medioambientales que con el paso de los años cada vez se endurecen más. En cualquier caso, los próximos meses serán claves para la puesta en marcha del nuevo etiquetado.
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