Los coches de sustitución, también llamados vehículos de cortesía cuando son gratis, suelen estar a nombre del taller o el concesionario que te los deja. Generalmente están asegurados a todo riesgo, aunque no es obligatorio que sea así y te encontrarás con muchos casos que no sea así. Si tiene un seguro con las máximas coberturas y tienes un accidente, no habrá más problema: será el seguro el que se haga cargo de esa reparación y ya está. Pero si es un seguro a terceros o tiene una franquicia, es el conductor el responsable de repararlo.
Esto lo explica Ganvam a través de su libro «200 preguntas fundamentales del sector de automoción y las soluciones de la Asesoría Jurídica de Ganvam». Para empezar, hacen hincapié en algo que parece que se va olvidando según se generaliza el uso del coche de sustitución: el taller o concesionario no tiene ninguna obligación de dejarte un coche. Es un servicio más que prestan y que, por tanto, pueden cobrar o regalarlo si quieren, pero no tienen obligación. Generalmente, y si el taller hace las cosas bien, este préstamo (o alquiler) irá regulado con un contrato de cesión de uso donde se reflejarán las obligaciones, derechos y deberes que te otorga esa utilización del coche. Aquí se regulará el uso que le puedes dar, las responsabilidades que asumes en caso de accidente o mala utilización e incluso, y aunque debería ser obvio, que si te ponen una multa es tu obligación hacerte cargo.