Seguramente sus cifras de aceleración, potencia o par dejarán satisfechos a la mayoría de los mortales, aunque quizá su estética no consiga la misma unanimidad. Si lo vemos de perfil apreciamos una línea muy en sintonía con la del Zonda, incluso algo más estilizada, con voladizos igual de cortos y una musculatura casi idéntica. Sin embargo, el frontal suscitará, sin duda, un importante debate, sobre todo esa especie de -boca- de la parrilla, con travesaños negros y luces de LED. También habrá opiniones enfrentadas respecto a sus puertas en forma de -alas de gaviota-, igual que en el Mercedes SLS AMG, una solución que no esperábamos en un Pagani por mucho que bajó el capó se esconda un motor del preparador de los coches de la estrella.
El interior es recargado, como suele ocurrir con los modelos de Horacio Pagani. En este caso podemos llamarlo incluso futurista, sobre todo por esa enorme pantalla táctil, los elementos translúcidos y la iluminación en tonos azules. Aunque la palanca de cambios no es precisamente pequeña, con este selector sólo podemos elegir el sentido de la marcha, es decir, hacia delante o hacia atrás, ya que las velocidades se gestionan con las levas situadas tras el volante. Al igual que con la imagen exterior, aquí habrá opiniones para todos los gustos: a algunos les parecerá demasiado recargado y otros se sentirán a sus anchas- aunque, eso sí, hay que decir que la calidad de los materiales y los acabados son excelentes.
Más potente que el Zonda
Debajo del capó late un potente motor V12 de 6.0 litros con dos turbocompresores de origen AMG, que desarrolla un total de 700 CV y un par de 1.000 Nm. Este bloque se acopla a una caja de cambios manual de siete marchas con embrague pilotado, que funciona de manera secuencial con las levas de las que hablamos anteriormente. Esta transmisión pesa 96 kg, 70 menos que si se hubiera optado por una de doble embrague. Y es que el recorte de peso es importante: en total, el nuevo Huayra sólo pesa 1.350 kilos, mucho menos que otros deportivos de características similares. ¿Cómo se consigue? Para empezar, el chasis es monocasco de fibra de carbono con filamentos de titanio, un elemento que le confiere aún mayor resistencia- con menos material. El fabricante italiano ha decidido dejarnos con los dientes largos y ocultar de momentos las cifras exactas de prestaciones, así que tendremos que seguir al tanto.
El trabajo en la aerodinámica activa también es reseñable: la altura de la carrocería se puede modificar mediante la suspensión y los cuatro deflectores colocados en las esquinas de la carrocería se pueden mover para variar la resistencia al aire. Gracias a estos deflectores, el Huayra puede prescindir de ese gran alerón trasero típico de los deportivos de altas prestaciones.
¿Su precio? Alrededor de un millón de euros.