Tras los pasos de Marco Polo

A lo largo de 53 días, 16.900 kilómetros y 13 países, tres unidades pre-serie del Range Rover Hybrid han capeado todo tipo de caminos insorteables para otros vehículos, temperaturas y altitudes extremas para cumplir exitosamente su objetivo: demostrar que son los híbridos más capaces y todoterreneros del mundo.


U na expedición compuesta por tres prototipos híbridos de Range Rover ha emulado a los antiguos comerciantes de la época de Marco Polo al recorrer la mítica Ruta de la Seda. La duración de este viaje nada ha tenido que ver con la que necesitó dedicar el famoso mercader veneciano para llegar hasta China hace más de 750 años, y las condiciones de viaje de los expedicionarios también han sido «sensiblemente» distintas. Frente a los 24 años que el célebre personaje del Medievo dedicó a recorrer 24.000 kilómetros a finales del siglo XIII, los integrantes de la Caravana de la Seda del siglo XXI invirtieron 53 días en transitar por un total de 16.900 kilómetros a lo largo de 13 países a los lomos de tres «cabalgaduras» de lujo perfectamente equipadas para la aventura.
En esta ocasión, el convoy partió de Solihull (Reino Unido), cuna de la marca británica que desde 2008 está en manos de la firma india Tata, cuya sede central se encuentra enclavada en Bombay: ciudad de destino de los viajeros. Aparte de la nación inglesa, los aventureros también cruzaron las fronteras de Francia, Bélgica, Alemania, Polonia, Ucrania, Rusia, Kazajistán, Uzbekistán, Kirguistán, China y Nepal, para concluir la misión en la capital financiera de la India.

Últimos ajustes

Antes de emprender camino el 22 de agosto pasado rumbo a Asia, los componentes mecánicos del trío híbrido inglés habían dejado patente su fiabilidad en centenares de tests, por lo que la razón de someter a los vehículos a esta prueba tan exigente consistía en ajustar la calibración del motor y el software empleado en la transmisión y descartar cualquier posible deficiencia detectada durante el viaje, sin olvidar la repercusión mediática del acontecimiento.

¿SABÍAS QUÉ…

  • … los Range iban cargados “a tope”? Aunque llevaban cuatro Land Rover Discovery de apoyo, los Range Rover Hybrid portaban equipamiento de acampada, alimentos, equipo médico, bacas, ruedas de repuesto, neumáticos y bidones de combustible.

  • … las condiciones de uso fueron realmente duras? Lejos de ser un paseo, la ruta contó con escenarios hostiles, especialmente para un híbrido: vadeos de ríos caudalosos, pasos por cauces complicados, laderas de montañas parcialmente bloqueadas por la caída de rocas y la atmósfera pobre en oxígeno a elevadas altitudes.

  • … los coches eran monitorizados constantemente? Es poco habitual que los fabricantes tengan la oportunidad de probar sus vehículos a una altitud tan elevada, por lo que los técnicos de la marca inglesa equiparon con monitores a sus tres ejemplares de 4×4 híbridos para tomar el pulso a sus propulsores en todo momento. El equipo de ingenieros ubicado en Gaydon (Reino Unido) recibió más de 300 gigabytes de registros detallados sobre el comportamiento de las mecánicas durante cada etapa.

Los numerosos tramos sorteados por los integrantes de la expedición durante las 10 etapas que compusieron el viaje no fueron precisamente un camino de rosas: baches profundísimos, firmes empedrados, arenosos, resbaladizos, pendientes de inclinación arriesgada… todo ello, aderezado con temperaturas de entre -10 y 43 ºC y alturas de hasta 5.300 metros por encima del nivel del mar.

Los modelos puestos a prueba no decepcionaron. La combinación de la mecánica eléctrica de 47 CV y el motor 3.0 SDV6 de 292 CV de los tres vehículos resultó un tándem infalible. Los informes transmitidos a los técnicos británicos no dejaron lugar alguno a las dudas al reportar un consumo de combustible excelente para todoterrenos de su envergadura y potencia: los Range Rover Hybrid ingirieron de media durante todo el viaje alrededor de 7,8 litros a los 100 kilómetros.

Hubo de todo menos aburrimiento durante los casi dos meses que duró esta aventura, que se saldó con un volumen de incidencias nada crítico, si tenemos en cuenta los complicados obstáculos que tuvieron que afrontar los miembros del equipo: 15 pinchazos entre los tres Range Rover Hybrid y los cuatro Land Rover Discovery de apoyo, cuatro ruedas dañadas y cuatro parabrisas rotos por el impacto de piedras traicioneras durante la marcha.

Este balance de daños es bastante razonable si consideramos que, solo durante los últimos días de la ruta, los Range Rover estuvieron expuestos a las agresivas condiciones del desierto de Uzbekistán. Este corre paralelo a la legendaria ruta seguida por el mercader italiano en su tiempo, y la capital del país, Taskent, fue parada obligada para comerciantes, viajantes y mercenarios de la Edad Media.

Condiciones extremas

Hasta su llegada a Asia, las trabas encontradas fueron más fácilmente superadas tanto por los componentes del convoy como por los propios 4×4, pero ya metidos de lleno en Oriente, las cosas empezaron a ponerse más feas para todos.

Estar sometidos durante siete días consecutivos a altitudes de entre 3.350 y 5.379 metros, con un contenido de oxígeno en el aire de entre el 21 % y el 10 % fue toda una prueba para los vehículos. Estas condiciones no son únicamente hostiles para el ser humano; los motores de combustión interna tampoco se encuentran en su hábitat bajo este tipo de exigencias, y la programación de la alimentación se pone realmente a prueba.

Tampoco resultó especialmente llevadero el paso de la caravana híbrida por las montañas de Kirguistán. En la cordillera de Fergana, los todoterrenos tuvieron que atravesar en la oscuridad pistas de barro y caminos estrechos bajo fuertes lluvias que, en algunos tramos, convirtieron los pasos en auténticos lodazales. Pero los aventureros lograron seguir avanzando poco a poco.

A la extrema dificultad del firme se sumó una complicación adicional: el gélido viento que hizo compañía al convoy a partir de los 1.700 metros y que azotó con toda su furia a los vehículos mientras estos serpenteaban con sumo tiento las vías pecuarias plagadas de rocas que iban encontrando en el trayecto. Los corazones de los pasajeros, poco habituados a cambios de presión tan drásticos, tuvieron que ser vigilados con especial miramiento por los médicos del equipo durante esta etapa, preocupados por los niveles de saturación de oxígeno en sangre de todos los miembros del convoy, que corrían el riesgo de sufrir el conocido mal de altura mientras avanzaban para cruzar el Himalaya.

Todo salió bien, e incluso durante descensos acusados como el seguido hasta Biskek (capital de Kirguistán), los Range Rover Hybrid prescindieron de sus motores de combustión interna para dejar todo el protagonismo a las mecánicas eléctricas. Estas se comportaron de lujo y lograron deslizar cuesta abajo y envueltos en un silencio poco común en este tipo de travesías a los ocupantes de sus monturas mientras aprovechaban las fases de frenado para recargar la batería.

La Ruta de la Seda 2013 de Range Rover Hybrid ha sido pionera en franquear este paso montañoso, pues hasta entonces ningún vehículo extranjero había cruzado estas tierras, ni había completado la ruta Sinkian-Tíbet, una de las carreteras más complicadas y exigentes del mundo, al transitar por senderos a 4.000 metros de altitud.

Los parajes por los que han transitado los TT británicos durante esta aventura han sido dignos de fijar a fuego en la «CPU» de sus participantes. Una de las fotos que a buen seguro recordarán es la travesía por el Puente de la Amistad en la penúltima etapa del viaje, el emblemático paso que salva el profundo desfiladero formado por el río Bhote Koshi en la ruta que une la ciudad china de Zhangmu con la villa de Kodari, en Nepal. Uno a uno, los tres prototipos del nuevo Range Rover Hybrid cruzaron lentamente el puente mientras todos sus ocupantes, a excepción del conductor, seguían a pie el mismo recorrido por motivos de seguridad.

Una vez cruzado el puente, quedaba por delante una jornada supuestamente cómoda de tan solo 137 kilómetros con destino Katmandú. Sin embargo, la densidad del tráfico y la acusada irregularidad de los caminos convirtieron esta etapa en algo más engorroso de lo imaginado.

Los Range Rover tuvieron que emplear toda su potencia mecánica híbrida, combinada con el impresionante recorrido de su suspensión de 590 milímetros para continuar la marcha sin problemas. Para cubrir la distancia hasta Katmandú, fueron necesarias nada menos que tres largas horas de conducción con toda la concentración puesta al volante.

El siguiente tramo llevó a la caravana hasta la ciudad fronteriza de Mahendranagar, que separa la nación nepalí de la India, por cuyas carreteras los experimentados conductores pusieron a prueba todos sus reflejos porque los hábitos al volante de la población local son, cuanto menos, diferentes. Realizar un adelantamiento puede ser una acción kamikaze en estas tierras… Y después de Nepal, por fin, Bombay. El pasado 15 de octubre hicieron su entrada triunfal en la capital india los integrantes del convoy. Todos ellos, con innumerables datos y ejemplos sobre el comportamiento y la respuesta ofrecidos por sus tres Range Rover Hybrid, además de un buen puñado de anécdotas y experiencias que difícilmente olvidarán, dejaron meridianamente claro que sus prototipos están perfectamente preparados para el inicio de su producción en serie, que comenzó a finales de año.

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