Con este acuerdo, Mitsubishi se comprometía a entregar 30.000 unidades a PSA, que, a su vez, realizaría alguna matización en el desarrollo final del modelo y proveería al proyecto de una mecánica diésel de superior rendimiento que la de dos litros suministrada por Volkswagen.
Así las cosas, en el último tramo de 2005 salió de la factoría de Mitsubishi el nuevo Outlander, en principio sólo destinado al mercado japonés, mientras que a Europa llegaría un año después. Finalmente, los modelos de Peugeot y Citroën han empezado a venderse tras el verano del presente año.
En principio, todas las unidades de este todocamino se producían en plantas de Mitsubishi en Japón. Pero, tras la reciente revisión al alza por parte de la marca nipona de sus expectativas de venta, han decidido trasladar a la planta de NedCar, en Holanda, la producción del Outlander destinada a Europa.
Por su parte, tanto el C-Crosser como el 4007 se trasladan de la planta de Mizushima a la de Nagoya, aprovechando el hueco dejado en la línea de producción por el Outlander.
Carrocería
4007 7,5 C-Crosser 7,5 Outlander 7,5
Sobre la misma estructura monocasco de acero (con el techo de aluminio para aligerar pesos) diseñada por los ingenieros japoneses, cada fabricante ha aprovechado para dotar a su modelo de las pocas notas características que los distinguen de sus rivales.
Estas diferencias se centran principalmente en el frontal, ya que la parte trasera es prácticamente calcada si no fuera por las ópticas transparentes del Outlander.
Peugeot apuesta por una calandra sobredimensionada para reforzar el aspecto agresivo del vehículo; Citroën recurre a sus característicos chevrones y unos remates cromados; y Mitsubishi apuesta por una estética más convencional, con un frontal presidido por sus tres diamantes.
En cuanto a los faros delanteros, los tres equipan lámparas de xenón de serie, si bien las ópticas son diferentes, al igual que la ubicación de los antiniebla.
Habitáculo
4007 7 C-Crosser 7 Outlander 7
Salvo por el logo que preside el centro del volante en cada uno de los modelos, no hay diferencias entre ellos en lo que a su morfología se refiere.
Los tres disponen de un completo equipamiento, aunque hay aspectos mejorables, como la ausencia de regulación en profundidad del volante o el tacto algo duro de los plásticos del salpicadero y el recubrimiento interior de las puertas. El Outlander, que en su único acabado disponible, el Kaiteki+, incluye el navegador y el disco duro de 22 Gb de serie, tiene una tarifa de 39.600 euros, mientras que los franceses cuestan 38.400.
Si tenemos en cuenta que los elementos antes citados, así como el techo solar, tienen un sobreprecio de 3.150 euros en los modelos de PSA, el japonés resulta más interesante. Ahora bien, si no necesitamos estos elementos, las marcas europeas disponen de acabados más modestos por 34.500 euros (y en el futuro habrá versiones más económicas), mientras que el Outlander 2.2 sólo se sirve con el acabado superior.
En los tres modelos existe la posibilidad de desplazar longitudinalmente la segunda fila de asientos hasta ocho centímetros, de forma que se puede ganar espacio para las plazas traseras (amplias de por sí) o para el maletero, que con los asientos posteriores en posición normal ofrece más de 500 litros de capacidad.
Motor
4007 8 C-Crosser 8 Outlander 8
Esta mecánica turbodiésel supone la principal aportación de PSA al proyecto conjunto con Mitsubishi. Se trata de un bloque de hierro fundido de cuatro cilindros con 2.179 centímetros cúbicos de desplazamiento y culata de aluminio. La alimentación se realiza por inyección directa a alta presión (hasta 1.800 bares) por conducto común y posee además filtro de partículas.
Este motor fue desarrollado por el grupo francés en colaboración con Ford y, de hecho, lo montan diversas berlinas de Peugeot o Citroën (407, C5, C6, etc.), en su versión equipada con doble turbocompresor, con un rendimiento de 170 CV.
Otra variedad de este propulsor, con un sólo turbo de geometría variable, igual que los que montan los protagonistas de nuestra comparativa, es la que incorpora el Land Rover Freelander, donde eroga una potencia de 160 CV.
A pesar de tratarse del mismo motor, en el C-Crosser se anuncia una potencia de 160 CV, mientras que en el Peugeot el rendimiento es de 156. Esta curiosa diferencia se debe a que en el primero se ha tomado la cifra de potencia obtenida según la norma DIN, mientras que en el caso del Peugeot se ha utilizado el sistema de medición CEE.
En cualquier caso, se trata de una mecánica que ofrece un comportaiento excepcionalmente bueno a bajo régimen para lo que suele ser habitual en los motores que montan otros modelos similares. Además, resulta bastante elástica, por lo que dispone de una amplia banda de utilización y con un razonable consumo homologado de 7,3 litros cada 100 kilómetros.
Transmisión
4007 7,5 C-Crosser 7,5 Outlander 7,5
Mediante un dial situado junto al freno de estacionamiento, podemos seleccionar tres modos de reparto de la tracción: 2WD, 4WD Auto y Lock. En la primera, el vehículo se comporta como un tracción delantera convencional.
Al seleccionar la posición 4WD Auto, el sistema multidisco distribuye parte del par al tren trasero si detecta diferencia de giro entre ejes. Si el selector está situado en la posición Lock, el reparto de fuerza se realiza de forma permanente al 50% entre los dos ejes. Esta circunstancia sólo se mantiene mientras que el vehículo circule por debajo de los 40 km/h.
Los tres se han equipado con un cambio manual de seis velocidades, bien adaptado a las características del motor y con un accionamiento suave y preciso.
Pero ninguna de las tres marcas ha previsto la incorporación de una caja automática, tan sólo disponible con la motorización de gasolina del Outlander. En los tres modelos se ofrece, eso sí, el control de estabilidad desconectable mediante un interruptor situado a la izquierda del volante.
Suspensiones
4007 7 C-Crosser 7 Outlander 7
En este aspecto, el grupo francés también tomó la iniciativa en el tramo final del desarrollo del automóvil para adecuar el comportamiento dinámico del vehículo a las preferencias del cliente europeo, decidiendo cómo debían ser los muelles y las estabilizadoras de los sistemas McPherson y de paralelogramo deformable mediante dobles triángulos, elegidos para los ejes delantero y trasero respectivamente.
El sistema de frenos está compuesto por conjuntos de discos autoventilados en las ruedas delanteras y macizos en el eje posterior. El dispositivo se completa con las habituales ayudas electrónicas en forma de ABS y EBD.
Por dentro y por fuera
Peugeot 4007. Es el que porta un aspecto más agresivo de los tres y, como sus clónicos, se encuentra muy cómodo circulando sobre pistas regulares. Si aparecen baches, la suspensión puede resultar un poco seca.La parte delantera de los bajos se encuentra carenada por una plancha de plástico.La parte trasera de los bajos de estos tres modelos está presidida por una rueda de emergencia.
El navegador, entre otros elementos, se ofrece como opción en el 4007 y en el C-Crosser, mientras que en el Outlander se incluye de serie.Los acabados superiores de los franceses y el único disponible del Outlander cuentan con tapicería de cuero, regulaciones eléctricas para el conductor y los asientos auxiliares que se escamotean bajo el piso del maletero.
Citroën C-Crosser. Su frontal está presidido por los característicos chevrones de la marca con remates cromados que también se extienden a los faros antiniebla, situados más bajos que en el 4007, en una ubicación similar a la del Outlander. El depósito del aditivo que se añade al combustible para elevar la temperatura de los gases de escape antes de pasar por el filtro de partículas (ubicado bajo el depósito de combustible) se protege con una pletina metálica en los modelos de PSA, mientras que en el Mitsubishi este elemento es de plástico.
El C-Crosser permite elegir una tapicería en tonos claros y, como en los otros dos modelos, la segunda fila de asientos se puede desplazar longitudinalmente ocho centímetros para ganar espacio a las plazas traseras o al maletero.Tan sólo los logos en el volante permiten diferenciar el cuadro de mandos de estos tres modernos todocamino.
Mitsubishi outlander. Al igual que en los todocamino de PSA, el japonés permite desconectar el control de estabilidad para conseguir una conducción más dinámica sobre caminos y terrenos menos compactos.La escasa altura libre hace que los bajos de los tres modelos se encuentren demasiado expuestos a posibles impactos, especialmente en la parte trasera, donde la línea de escape queda muy baja.
A pesar del buen nivel general del interior, en los tres modelos hay detalles mejorables, como la ausencia de regulación de profundidad del volante.En los tres modelos existe la posibilidad de abatir la segunda fila de asientos de forma eléctrica, mediante un botón al que se accede desde el maletero. Eso sí, el sistema sólo funciona si una de las puertas traseras está abierta.
| Las tres marcas montan la misma medida de neumático, 225/ 55-18, aunque con diferente proveedor: Bridgestone Dueler HP para Mitsubishi y Peugeot, y Michelin Latitude en el caso de Citroën. Los dos primeros presentan unas llantas más o menos convencionales de siete y cinco radios, respectivamente, mientras que Citroën apuesta decididamente por el diseño con la llanta de aleación del C-Crosser.
Cualquiera de estos tres todocamino es idóneo como vehículo familiar al que se le pretende dar un uso «activo», con salidas esporádicas del asfalto por terrenos no demasiado irregulares. Bajo los capós se aloja el mismo propulsor turbodiésel de 2,2 litros y filtro de partículas, de origen PSA, que rinde 156 CV. |
Cómo va
En líneas generales, las evoluciones de estos tres modelos están más cercanas a las de un turismo convencional que otros vehículos similares. El tacto es bueno y la dirección es precisa. En ciertas carrerteras lentas podría calificarse, incluso, como ágil.
La suavidad del motor es otro de los aspectos que cabe destacar a la hora de circular. Su rumorosidad es muy escasa; de hecho, al transitar por autopista, son más perceptibles los ruidos aerodinámicos que el producido por el propio del motor. Por lo que se refiere a su rendimiento, es de destacar la elasticidad del mismo.
Desde 1.500 vueltas, ya empuja con suficiente fuerza y se mantiene hasta prácticamente las 4.000, por lo que podemos circular en cualquier circunstancia sin necesidad de recurrir continuamente al cambio (como suele ocurrir en otros vehículos de similares caracerísticas) para mantener el motor en un régimen de giro que garantice una entrega de par suficiente en todo momento.
También es digno de mención el ajustado consumo de esta mecánica, con una cifra homologada de 7,3 litros cada 100 kilómetros recorridos para la llanta de 18 pulgadas, que es la única disponible en el caso del Mitsubishi y la que se ofrece de serie para el acabado superior en los dos modelos franceses.
Fuera del asfalto se encuentran a gusto circulando sobre pistas en buen estado; merced, primero, a la elasticidad del motor, que permite rodar en marchas más largas de lo que es habitual en otros modelos de cilindrada similar y, segundo, a un sistema de transmisión que permite incluso bloquear el reparto de par de forma temporal. Sobre estos terrenos, las suspensiones se muestran algo secas, debido a un tarado enfocado más hacia el asfalto.
Cuando los caminos se complican, aparecen las limitaciones para estos vehículos. Las cotas claramente desfavorables, la ausencia de reductora y unos neumáticos poco enfocados al uso fuera del asfalto hacen poco recomendable afrontar situaciones difíciles, si queremos evitar riesgos.
Por ello, la prudencia obliga a evitar las concentraciones de barro, más allá de pequeños charcos, y los cruces de puentes, circunstancias ambas que nos pueden dejar inmovilizados.
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Las diferencias a tener en cuenta
Dado que básicamente se trata del mismo vehículo y que prácticamente no hay diferencias entre los tres modelos, es difícil establecer criterios de elección convencionales. De modo que, como mecánicamente son calcados, uno de los escasos elementos distintivos sería la estética del frontal, más agresiva en el Peugeot y más conservadora en el Mitsubishi, con una línea intermedia en el caso del C-Crosser. Otro apartado en el que se podría basar la elección es el precio. Pues bien, sobre el papel, la tarifa del Outlander es 1.200 euros más elevada, pero si tenemos en cuenta que éste dispone de serie de elementos de equipamiento como el navegador o el disco duro de 22 Gb, que son opcionales en los modelos de PSA (ambos con gamas y tarifas calcadas), al equiparar los tres vehículos, la tarifa del 4007 y del C-Crosser se eleva en 3.150 euros, por lo cual el japonés es más rentable. Pero resulta que, si queremos prescindir de estos elementos y buscamos algo más económico, el Mitsubishi no dispone de versiones más modestas, mientras que los franceses sí cuentan con un acabado 5.000 euros más barato que el Outlander Kaiteki+. Otro factor que puede influir en la decisión es la proximidad de un concesionario a nuestro domicilio. En este sentido, las marcas de PSA están mejor situadas, con más de 1.200 puntos de venta para Citroën y más de 1.000 para Peugeot; mientras que la red comercial de Mitsubishi cuenta con 140 puntos de venta en todo el territorio nacional. Finalmente, la garantía que ofrecen los fabricantes puede jugar como elemento decisivo a la hora de plantearse la compra de un automóvil. En este sentido, la marca nipona juega con ventaja porque ofrece tres años de cobertura, mientras que las de PSA se ciñen a los dos años que marca la legislación europea. |
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Ficha Técnica
La entrega de la potencia resulta muy progresiva, con unos rendimientos absolutos prácticamente calcados a los anunciados. La percepción de la generosa entrega de par a bajo régimen queda corroborada en la gráfica, donde se aprecia cómo ya hay disponibles 300 Nm a 1.500 vueltas, manteniéndose por encima de esta cifra hasta prácticamente las 4.000. Prestaciones
Consumo
Valoración
Equipamiento, Seguridad y Funcional
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Los rivales
Chevrolet Captiva 2.0 VCDi: Con un precio inferior, su rendimiento también es levemente menor, pero sus plazas auxiliares resultan bastante más funcionales.Motor: 1.995 cm3 Potencia: 150 CV a 4.000 rpm. Par: 320 Nm a 2.000 rpm Reductora: no Vel. máxima: 186 km/h Precio: de 31.600 a 35.650 euros.
Hyundai Santa Fe 2.2 CRDi: Muy similar en tamaño y mecánica, la principal diferencia de este coreano es la posibilidad de equipar caja de cambios automática.Motor: 2.188 cm3 Potencia: 155 CV a 4.000 rpm. Par: 335 Nm a 1.800 rpm Reductora: no Vel. máxima: 179 km/h Precio: de 34.060 a 40.060 euros.
Por fuera
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