Ante esta situación, la firma italiana se ha visto obligada a abandonar por completo la fabricación de coches, una confirmación que llevábamos tiempo esperando desde que en noviembre de 2010 se resolvieran los contratos de producción de automóviles por encargo que la compañía tenía firmados. Gran parte del descenso de la facturación se debe precisamente a la finalización de estos contratos, un área de negocio totalmente estéril para la compañía en los tiempos que corren. ¿El motivo? Para abaratar costes y mantener la actividad productiva en sus fábricas, casi todos los fabricantes han optado por montar ellos mismos sus series limitadas y vehículos más especiales, por lo que la subcontratación del servicio ya no tiene mucho sentido.
El futuro de la compañía pasa, por tanto, por hacerse fuerte como empresa de diseño e ingeniería, aunque esta decisión tiene una consecuencia inmediata: el despido de 127 trabajadores, con un coste de 2,9 millones de euros. El siguiente paso es garantizar la viabilidad a largo plazo de la empresa, y para ello ya se han establecido contactos con varias firmas. La idea que gana fuerza es la de la entrada como accionista mayoritario de Bolloré, aunque también han sonado varias empresas chinas y alguna india para hacerse con el control de la compañía italiana.
