Haz tu experiencia especialmente completa con un poco de planificación. Incluye en tu «roadbook» lugares para recalar, comer, dormir y realizar actividades –algunas requieren reserva con antelación– y no dejes de explorar la página web del parque. En los Centros de Atención al Visitante también te darán claves valiosas. Y recuerda:
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Los Parques Nacionales son santuarios de la naturaleza. Respeta a los animales, a las plantas, a los demás usuarios… y el silencio del campo. De noche, nada de luces potentes.
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No te lleves «souvenirs», no dejes residuos ni restos de comida –modifican la conducta y hábitos alimenticios de los animales– y evita el fuego: ¡ni hogueras… ni colillas!
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Al circular por el entorno del Parque extrema la atención: son frecuentes los cruces de animales. Si llevas un SUV y tu recorrido incluye caminos de tierra, procura mantener un ritmo por debajo de 30 km/h.
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Si vas a realizar actividades al aire libre, equípate bien –ropa, calzado– y de manera adecuada a la época del año, especialmente en invierno, pero también en verano: protégete del sol con un buen sombrero. Y prevé la posibilidad de chaparrones repentinos.
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Lleva un pequeño kit que incluya agua potable, algún alimento energético y un botiquín básico.
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Procura llevar tu móvil bien cargado. Recuerda que incluso uno viejo, sin tarjeta, te servirá para llamar al 112 en caso de emergencia.
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Si llevas perro, siempre bajo control.
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Vas a descubrir cosas sorprendentes y muy probablemente tendrás oportunidad de encontrarte con animales en libertad, así que no olvides llevar unos buenos prismáticos. Las mejores horas para observar la fauna o hacer fotos son las primeras y últimas del día.