Estéticamente, este ML presenta algunas diferencia respecto al resto de la gama: Son exclusivas del AMG las tres aberturas en el paragolpes delantero, la toma de aire más grande, los faros al estilo del SL, los faldones laterales -en esta nueva edición, en el color de la carrocería-, y creciendo 10 mm. de ancho en la parte delantera para cubrir por completo las llantas- y la trasera con cuatro salidas de escape y un pequeño alerón.
Dentro encontraremos asientos AMG de corte deportivo con soportes laterales para sujetar el cuerpo, volante y tapicería de cuero, levas de aluminio y distintivos AMG tanto en los asientos delanteros como en los traseros.
Tal y como ya se avanzó en noviembre, el ML 63 AMG monta un motor V8 biturbo de 5.5 litros, que entrega una potencia de 525 CV con un par máximo de 700 Nm. Estas cifras suponen un aumento de 70 CV y 10 Nm respecto a su predecesor. La aceleración de 0 a 100 km/h se produce en 4,8 segundos según el dato oficial, y la velocidad máxima, como de costumbre, se encuentra limitada electrónicamente a 250 km/h. Este propulsor viene asociado a una caja de cambios automática AMGSpeedshift Plus 7G-Tronic de siete velocidades.
El paquete AMGPerformance incorpora una serie de elementos que elevan la potencia a 557 CV y el par a nada menos que 760 Nm. Gracias a ellas el ML 63 AMG reduce en una décima su acleleración de 0 a 100, hasta los 4,7 segundos. Mercedes se ha asegurado de que el consumo no se vea afectado por las mayores prestaciones: Con o sin el paquete AMGPerfomance, este ML marca un consumo medio de 11,8 litros a los 100 km. -y 276 gramos de CO2 por kilómetro-, y el mecanismo de arranque y parada viene de serie con o sin el kit de AMG. Eso sí, sólo estará conectado si circulamos en modo de conducción ECO -llamado Controlled Efficiency, y no en los modos Secuecial o Sport también disponibles. La suspensión también presenta distintos modos que regulan su dureza: Comfort, Sport o Sport +.