Primero, porque sus cifras prestacionales, con 560 CV, son realmente abrumadoras y, segundo, porque se trata del primer M5 con motor turboalimentado.
Dicha motorización proviene de los X5 y X6 M, es decir, se trata de un propulsor 4.4 V8 Biturbo que, en el M5, entrega 560 CV de potencia y 680 Nm de par entre 1.500 y 5.750 rpm. La caja de cambio es la DKG Drivelogic de Getrag de siete velocidades. Además, gracias a las tecnologías EfficientDynamics -Stop/Start incluido-, BMW declara un consumo de 9,9 l/100 km.
Para ‘conocer’ mejor al BMW más potente que existe, la marca germana nos llevó a Sevilla, donde realizaríamos una ruta por carretera comarcal y autopista para, al día siguiente, desplazarnos hasta el circuito de Ascari, en Ronda -Málaga-, para extraer lo mejor del M5 durante 10 vueltas seguidas. En total, unos 350 km.
Curiosidades del producto
Está disponible por 117.500 € y ya se admiten pedidos. La carrocería mide 4,91 metros de largo, 1,89 de ancho y 1,45 de alto y luce un completo kit aerodinámico M con paragolpes específicos, taloneras, alerón, un difusor posterior… por lo tanto, la primera sensación del M5 es la esperada, pues ya lo habíamos contemplado en fotografías y, precisamente, en el mismo color azul que lucían todas las unidades que nos esperaban en Sevilla.
Por dentro: más lujoso que deportivo
El habitáculo del M5 derrocha calidad por los cuatro costados y tiene unos asientos deportivos específicos para esta versión. La instrumentación es de muy fácil lectura y su velocímetro está tarado hasta los 330 km/h. Debido a su multitud de sistemas dinámicos que incluye de serie, tiene más mandos y botones que un Serie 5 normal, pero están muy bien integrados en la consola central y, además, ofrecen un fácil e intuitivo manejo.
En marcha: tranquila berlina o feroz deportivo
El M5 dispone de tres modos de funcionamiento para su motor: Efficient, Sport y Sport Plus. Con el primero de ellos, los cambios de marcha se producen lo más pronto posible y el último es el más adecuado para una conducción deportiva. Además, también tiene tres niveles de dureza de la suspensión -Comfort, Sport y Sport Plus- y otros tantos para la dirección -también nombrados Comfort, Sport y Sport Plus-. Por mi experiencia, el auténtico espíritu del M5 se percibe con todos los sistemas puestos en Sport Plus, pues la dirección se endurece, la suspensión es muy firme pero sin llegar a ser molestamente dura y la respuesta del acelerador es algo más rápida y menos suave.
No obstante, existen dos programas -M1 y M2- en los que el conductor puede configurar la respuesta del motor, la suspensión y la dirección para así poder seleccionar uno u otro programa y acceder rápidamente a ‘dos tipos de coche’. Así, por ejemplo, viene bien configurar el M1 para que el coche sea lo más eficiente y cómodo posible -para viajar- y dejar el M2 con todo en Sport Plus -para realmente disfrutar al volante-. El M5 es un coche rapidísimo -acelera de 0 a 100 km/h en 4,4 segundos- aunque el hecho de que el par sea constante durante prácticamente toda la curva, hace que el efecto de los turbos sea menos latente que en otros modelos. Eso sí, esto también significa que el poderío de este motor a cualquier régimen y marcha es sobresaliente.
El equipo de frenos está firmado por Brembo y emplea pinzas de seis pistones delante. Tienen mucha potencia, aunque los 1870 kg de peso de este automóvil hacen que en circuito se vean algo sobrepasados. BMW afirma que está estudiando la posibilidad de ofrecer unos frenos cerámicos en opción, pero esto aún no se puede confirmar.
La mayor pega del M5 se encuentra en su diferencial deportivo M. Hay que reconocer que domar 560 CV es una tarea complicada pero, en ciertos momentos, el diferencial se ve algo saturado. Con el control de tracción y estabilidad conectados, resulta casi imposible de ir rápido, pues dichos sistemas entran muy pronto en acción y, si la carretera está mínimamente bacheada, entonces ‘capa’ la fuerza del motor casi contínuamente.
Si pulsamos el botón pertinente junto a la palanca de cambio, entraremos en el modo MDM -M Dynamic Mode-. Se trata del programa más adecuado para disfrutar del coche, pues los controles quedan desconectados pero latentes, lo que significa que entrarán en funcionamiento en casos de derrapaje excesivo. Desconectar por completo los controles -se hace dejando pulsado el mismo botón-, no es una opción muy recomendable, pues las pérdidas de tracción del eje posterior son muy comunes incluso a velocidades que superan los límites legales. En conclusión, el M5 tiene mucha fuerza pero, para poder disfrutarla, es necesario desconectar los controles aunque mi consejo es seleccionar el modo intermedio MDM ya que, con él, se disfruta tanto como con todo desconectado, es más seguro y, además, se puede ir más rápido.