De hecho, este Freemont parece una actualización para el mercado europeo del Dodge Journey, con el que comparte chasis y diseño global. Se trata de un vehículo de orientación familiar, con siete plazas, de las que las dos últimas, en una tercera fila, son completamente abatibles para ganar en espacio de maletero.
Si bien la gama se completará en octubre, con la llegada de una versión 4×4, de un motor gasolina 3.6 V6 con 276 cv y de la versión con cambio automático, el Freemont ya está disponible en los concesionarios españoles con dos paquetes de equipamiento – Freemont y Urban– y dos motores diésel Multijet 2 de 2.0 litros con 140 y 170 cv. En todos los casos, el Freemont cuenta con apertura de 90º en las puertas traseras, asientos traseros en configuración escalada o de teatro, y numerosos sistemas de seguridad. Su precio oscila entre los 24.450 € de la versión de 140 cv más básica, hasta los 26.900 de la de 170 cv con paquete opcional Urban.
Buena visión detrás
El Fiat Freemont llama la atención desde el primer momento por su aspecto americano, herencia directa del Dodge Journey -cuenta, por ejemplo, con ajustes en la dirección y en la suspensión, y nuevos paragolpes delanteros-. Fabricado en la planta de Toluca (México), se trata de un coche diseñado para un público familiar, dotado de siete plazas, de las que las dos últimas se sitúan en una tercera fila de asientos. Las dos filas posteriores están colocadas en una disposición de teatro, es decir, la última con una elevación superior a la anterior, y la segunda, más elevada que los asientos del conductor y del copiloto. Para facilitar el acceso a las plazas traseras, las puertas traseras se abren hasta 90º.
Con las siete plazas desplegadas, el espacio de maletero restante es mínimo, apenas suficiente para dos maletas de viaje. Eso sí, al plegar la tercera fila, el vehículo gana muchísimo espacio para transporte. Como la segunda fila también es abatible, el maletero puede llegar a una capacidad total de 1.461 litros. Tan solo cuenta con una pequeña loneta que cubre el compartimento de carga cuando está desplegada la tercera fila. Es decir, que si necesitamos el compartimento entero, nuestro equipaje queda a la vista en todo momento.
Además del maletero, el Freemont dispone de multitud de compartimentos portaobjetos, también en el interior del asiento del pasajero, que se levanta ligeramente para ofrecer espacio para guardar objetos de mano. Sumando todo el espacio que ofrecen estos compartimentos adicionales, el espacio de almacenamiento aumenta en 140 litros. En el caso de los asientos traseros, cuentan con elevadores para niños, que se despliegan solo tirando de una pequeña correa.
Buen comportamiento, poca visibilidad
Ya en carretera, el rendimiento del Freemont es correcto. En la primera ruta tuvimos acceso al modelo de 140 cv, que son suficientes para impulsar con soltura los casi 1900 kg de vehículo. Llama la atención desde el primer momento que la posición de la palanca de cambios no es especialmente cómoda, y que la luneta trasera ganaría mucho en visibilidad si fuese ligeramente más grande. Con la tercera fila de asientos desplegada, la visibilidad es prácticamente nula, lo que dificulta enormemente la conducción.
En la segunda ruta programada pudimos tener contacto con el modelo de 170 cv, también con el motor Multijet 2 2.0 diésel. Aunque se percibe mayor agilidad en los adelantamientos y un extra de potencia en las salidas desde parado, el rendimiento del Freemont con dicho motor es muy similar al de su hermano pequeño: en ambos casos el consumo medio se situó cercano a los 7 l/100 km. El comportamiento de los dos modelos en las curvas es similar, estable y con sensación de fiabilidad. El acceso a las plazas traseras es muy cómodo gracias a la apertura de las puertas hasta 90º, y aunque el plegado de los asientos de la segunda fila es algo incómodo (no se desplazan hacia delante, sino que se abaten), un pasajero de una altura normal accederá y viajará cómodo en la tercera fila.
El acabado interior es sobrio pero muy cómodo. En ambas pruebas, los dos Freemont contaban con el paquete de opciones Urban, muy completo. Aunque por la naturaleza de la ruta no pudimos usar el navegador GPS que incorporaba, el equipo de sonido -con pantalla de , con tecnología Alpine, ya merece de por sí los apenas 1000 € de diferencia que existe con la versión más básica (de 24.450 € la versión básica de 140 cv, a 25.550 € la versión Urban con 140 cv). Cómodo y espacioso para todo tipo de viajeros, el Freemont es una buena alternativa al Seat Altea, al Ford Galaxy o al Volkswagen Touran, a un buen precio y con un nivel de acabados y de comportamiento en carretera muy correctos.