Primer contacto con el Toyota GT86

Consigue el mejor precio El GT86 evoca la tradición deportiva de Toyota, y se trata de un modelo que se ha creado en colaboración con Subaru (fruto de la alianza que ambas marcas firmaron en 2005), de hecho, se va a vender como Toyota, como Subaru y como Scion (en América). Toyota se encargó del […]


Toyota GT86

El GT86 evoca la tradición deportiva de Toyota, y se trata de un modelo que se ha creado en colaboración con Subaru (fruto de la alianza que ambas marcas firmaron en 2005), de hecho, se va a vender como Toyota, como Subaru y como Scion (en América). Toyota se encargó del diseño y de la planificación de producto, mientras que Subaru hizo lo propio con la parte mecánica (excepto la caja de cambio y la inyección directa, que son de Toyota) y también se encarga de su fabricación. Por cierto, se confirma de nuevo que no habrá versión turbo, porque el objetivo de este coche era ofrecer un deportivo barato, utilizable y sencillo ‘a la vieja usanza’.

En opción, ofrece un cambio automático procedente del Lexus IS-F. Funciona bien, pero para este coche es más apropiado el cambio manual, que aprovecha mucho mejor la fuerza del motor. El modelo está a la venta desde junio y, como su predecesor espiritual, Toyota deja un enorme espacio a la personalización y las mejoras de rendimiento (incluso hay hueco, por ejemplo, para instalar un radiador de aceite).

Antes de probar este coche hay que tener muy claro ante qué nos enfrentamos: tiene 200 CV y provienen de un motor atmosférico, algo que favorece que gire hasta las 7.400 rpm, ofreciendo una conducción muy estimulante. Pudimos probarlo tanto en carretera abierta como en el circuito de Castellolí, donde el GT86 mostró dos cosas: por un lado un comportamiento muy deportivo y, por otro, que con un poco más de potencia ya sería perfecto.

Dispone de una postura de conducción perfecta, el volante es pequeño y el cambio tiene un tacto duro, seco, deportivo. La calidad de materiales es correcta aunque en el túnel central hay plásticos duros y visualmente no muy atractivos. El tacto de los mandos es correcto aunque algunos son poco intuitivos, como los del climatizador. Detrás parece muy pequeño, pero no lo es tanto; una persona de 1,75 metros puede viajar con relativa comodidad. Viene de serie con conexiones auxiliar y USB, llave manos libres, retrovisores plegables eléctricamente…

No es excesivamente rápido, pero sí corre lo suficiente como para ser muy divertido. Eso sí, para que corra, tienes que llevarlo en un rango de revoluciones muy pequeño, más o menos, entre unas 5.800 y 7.000 rpm, porque los medios son correctos, pero los bajos son algo flojos. Si lo mantienes ahí, puede ser bastante rápido. La mayor virtud de este coche es que es tremendamente auténtico, al menos si lo que querían era evocar a los antiguos deportivos de la marca. La suspensión tiene un tarado diferente al del Subaru BRZ, siendo la del Toyota dura pero nada seca.

En la parte mala, sólo criticaría los frenos, que son algo justos para conducción deportiva, y los neumáticos porque, en vez de instalar unos deportivos, Toyota ha optado por montar unos Michelin Primacy HP, unas ruedas más adecuadas para conducción más tranquila. Quizá tengan parte de culpa de que en conducción deportiva existan algunas pérdidas de tracción considerables (con todas las ayudas desconectadas). Hablando de las ayudas electrónicas, existen tres niveles: todo conectado, Sport, y todo desconectado.

En conclusión, el Toyota GT86 ha cumplido su objetivo, que no era ser el más rápido ni el más eficaz, si no evocar a los deportivos de antaño. Y eso, lo ha hecho extremadamente bien.

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