En otras palabras, lo que Seat presenta es la sustitución del acabado Sport por las siglas FR, que resultan de la denominación «Formula Racing», de modo que ahora hay una mayoría de motores de la familia León que puede llevarlas -las excepciones son el 1.9 TDI y el recién llegado 1.2 TSI-. Salvo el 1.4, todos ofrecen en opción la caja de cambios automática DSG con seis velocidades -siete para el 1.8-.
Pero para que los clientes puedan lucir un acabado deportivo hay que cuidar los detalles estéticos. El FR no recibe grandes cambios en el exterior, conservando las mismas parrilla, rejilla, escapes, los llamativos retrovisores cromados… tan sólo incorpora ahora pilotos LED en la trasera.
Entre motores TSI, TDI, cambios manuales y automáticos, son nueve las combinaciones mecánicas que ahora se pueden elegir para el León FR, con las que Seat va en busca de los clientes que quieren la imponente apariencia de un FR pero no pueden acceder a motores de grandes prestaciones. Al menos, quien se decante por un cambio DSG siempre dispondrá de levas en el volante. Pero quien adquiera uno de los FR menos potentes no estará pagando 500 – más sólo por interior y exterior distintos: todas las versiones llegan con pequeñas modificaciones en el chasis. La suspensión cuenta con muelles un 13 % más rígidos en el eje delantero y un 15 % más en el trasero frente a cualquier otro León. La altura al suelo también se ve rebajada en 14 mm.
Los precios arrancan en los 21.050 – del 1.4 TSI de 125 CV, con los 28.700 – del 2.0 TDI CR de 170 CV automático como techo. El gasolina probado (2.0 TSI 210 CV manual) cuesta 26.600 -, mientras que el 2.0 TDI CR de 140 CV manual es el diesel de acceso, que tenemos por 24.400 €
Por dentro: falta atrevimiento
Una vez en su interior, comprobamos que la habitabilidad sigue siendo un fuerte del León, con espacio más que suficiente para todos los pasajeros y para sus piernas. La postura de conducción resulta más que correcta, tanto por comodidad como por la ausencia de problemas de visibilidad. Los asientos deportivos tampoco tienen tacha: su gran sujeción se agradece en zonas reviradas.
Pero por lo que respecta a los acabados, el plástico duro no le hace ningún favor a la consola central, y el resto del salpicadero tampoco produce una impresión de calidad. Lo cual no significa que no haya algunos buenos detalles: el volante es exclusivo de los FR, y los más observadores se percatarán de que el salpicadero presenta un motivo en relieve con innumerables cuadrados diminutos que evocan la bandera a cuadros de competición. Las combinaciones en cuero también son agradables, en especial la que comprende cuero cognac para banquetas, respaldos y paneles interiores de las puertas, y cuero negro para el resto del asiento. Eso sí, lo agradable se paga (1.673 -). Pero en líneas generales, en Seat se han mostrado muy conservadores con el interior, que podría haber sido mucho más racing: apenas presenta cromados y el cuadro de instrumentos es como el de cualquier otro León, cuando se supone que con este acabado se busca precisamente un ambiente deportivo.
En marcha: merecen las siglas
Es difícil ponerle alguna pega a la combinación del chasis ligeramente retocado para los FR con el motor de gasolina de 210 CV. Es muy estable en todo tipo de curvas, la dirección es precisa y la suspensión es firme sin restar un ápice de comodidad. Lo único no del todo convincente es el tacto de los pedales, excesivamente blando, pero en cualquier caso el León responde rápidamente a las órdenes del conductor. En cuanto a la mecánica en sí, es muy elástica, con una respuesta más que aceptable en cualquier marcha y a cualquier régimen de giro, haciendo gala de una excelente agilidad y encima haciendo el ruido justo para disfrutar de un auténtico deportivo. Destaca también el accionamiento suave y rápido del cambio manual.
El 2.0 TDI no le va a la zaga. Se nota que le faltan mejores reacciones a bajas vueltas, y que en marchas más cortas no tiene el desparpajo de sus hermanos más potentes, pero ofrece margen de sobra para divertirnos al volante. Pronto demuestra a los que dudaban sobre la ampliación de la gama que al menos este motor sí que puede ser un digno FR, con unas recuperaciones y una vivacidad en 4ª y 5ª velocidades que le permiten desenvolverse muy bien y ejecutar con suma facilidad los adelantamientos.