En esta entrada te explicamos qué es exactamente un Abarth 500e y un 500 Ce, las versiones de tres puertas y cabrio respectivamente del Abarth 500. Este modelo es, a su vez, la versión más radical, potente y deportivo del Fiat 500e.
Como os comentábamos en la entrada anterior, hemos tenido ocasión de probar el Abarth 500Ce Turismo. Os resumimos aquí los principales datos.
Abarth 500e Turismo | Abarth 500Ce Turismo (Cabrio) | |
Precio | 39.696 euros | 42.696 euros |
Potencia | 155 CV | 155 CV |
Par | 235 Nm | 235 Nm |
Peso | 1.485 kilos | 1.510 kilos |
Tracción | Delantera | Delantera |
0-100 km/h | 7 segundos | 7 segundos |
Batería | 42,2 kWh | 42,2 kWh |
Neumáticos | 205/40-18 | 205/40-18 |
Autonomía | 252 km | 242 km |
Por dentro, el parecido con el Fiat 500e es grande porque básicamente son el mismo coche, pero el Abarth cuenta con multitud de talles que lo distinguen: instrumentación digital configurable específica, asientos deportivos, pedales metálicos, volante deportivo, tapizado en Alcántara en gran parte del salpicadero…
Este Abarth 500Ce ha mejorado en cosas como la calidad o la postura al volante comparado con el 595 de gasolina, que sigue empleando la plataforma anterior, pero aun así sigue teniendo detalles de acabado mejorables a nivel de ajustes y remates. La postura también ha mejorado, pero sigue distando bastante de ser perfecta.
Eso, en el Fiat 500e, tiene un pase porque se va cómodo; pero en el Abarth no tanto, pues no terminas de sentirte completamente integrado en el puesto de conducción y, en zonas de curvas, tu pierna derecha termina apoyándose mucho contra la consola central en las curvas, y eso que el asiento sujeta bastante bien.
Por espacio, no te emociones: esto sigue siendo un urbano de 3,76 metros, así que tienes un maletero de 185 litros (y con una boca pequeña, en el caso de esta versión cabrio) y dos plazas traseras poco espaciosas por el escaso espacio para las piernas disponible. ¿Pueden viajar cuatro adultos? Si son menudos y no es un trayecto muy largo, sí. Para viajes largos no es coche el más adecuado…
¿Y en marcha? Si empezamos por el comportamiento, el resultado es muy bueno, y eso que este Abarth pasa de 1.500 kilos. No es tan ágil como el 595 de gasolina, y tampoco tiene ese adictivo y nervioso comportamiento que tanto nos ha enamorado a muchos. El 500Ce es más aplomado, menos vivo de reacciones y más sencillo de conducir deprisa que el gasolina. Probablemente, hasta puede pasar incluso más rápido por algunas curvas, siempre que las inercias no nos quieran sacar de las curvas.
La suspensión también trabaja mejor, porque no es tan seca y copia mucho mejor las irregularidades del terreno. También es más cómodo, aunque sigue sin ser un coche cómodo. Tampoco es su objetivo. La dirección es precisa y no tiene mal tacto.
Sólo los frenos admiten algún ‘pero’: pinzas flotantes con discos de 281 mm delante nos parecen un equipo un tanto escaso para lo que corre este coche y para lo que pesa. Vale que no vas a poder ir deprisa durante muchos kilómetros porque te vas a quedar sin batería pronto pero a mí e bastaron 4 kilómetros para empezar a notar síntomas de desfallecimiento. Además, el tacto del pedal no es bueno, como ocurre en muchos eléctricos. No es progresivo, y cuando se trata de frenar fuerte, tardas en cogerle el ‘truquillo’; de hecho, yo tardé tanto… que no se le llegue a encontrar. Para moverse por ciudad no hay tanto problema, eso sí.
Hablemos de motor y prestaciones. Con 155 CV eléctricos y una aceleración de 0 a 100 km/h en 7 segundos, el coche es rápido. Tiene tres modos de conducción: Turismo, Scorpion Street y Scorpion Track. El Turismo es el modo más tranquilo; en los dos Scorpion notas que la respuesta del acelerador es más inmediata, y también la capacidad de aceleración es mayor. Se diferencian en que, en el Street, hay mucha más retención cuando dejas de acelerar, de manera que se regenera más electricidad en ciudad. Se agradece que en el Scorpion Track esto no sea así cuando vamos deprisa por una carretera secundaria, pues eso podría hacer que, al ahuecar en pleno apoyo, nos encontrásemos con una situación delicada…
Con todo, este Abarth 500C va bien y hasta es rápido. ¿Divertido? Sí, pero menos que el 595 porque no hay tanta viveza de reacciones, porque no hay una caja de cambios con la que jugar y porque el tacto es más artificial.
Sin embargo, lo que menos nos ha gustado han sido otras dos cosas. Primero, la autonomía. Aunque este 500Ce homologa 242 kilómetros, nosotros hemos llegado a ver un máximo de unos 205 kilómetros cuando vas tranquilo y sin aire acondicionado. En cuanto sales a carretera en búsqueda de curvas, aparecen los problemas, porque a poco que te tengas que desplazar a algún punto donde poder disfrutar de una buena carretera secundaria, te habrás fundido fácilmente 100 kilómetros de autonomía. Y, si tratas de disfrutar de sus 155 CV, los 100 kilómetros de autonomía restantes se reducen drásticamente…
Esto no será mayor problema si tenemos algún punto de recarga rápida cerca, pues este 500Ce puede recargar del 0 a 80% en sólo 35 minutos en una toma rápida de 85 kW… pero no suele ser habitual encontrar puntos de estos en zonas de carretera de montaña. En una toma de 11 kW, más habitual, tardarás 4,25 horas en una recarga completa.
Y por último está el tema del ruido. Este coche es eléctrico, así que no hace ruido. Pero en Abarth han tenido la ‘brillante’ idea de poner un altavoz (tal cual, que te agachas y lo ve en lugar de donde debía ir el tubo de escape) que imita el sonido del 595 de gasolina.
Y ya os adelanto una cosa: lo peor de todo es que es difícil de desconectar porque sólo se puede hacer en parado en un escondido menú de la instrumentación del coche. Que sí, que está muy logrado y al principio resulta muy gracioso. Pero después, cuando vas por carretera y eso no hace más que aumentar como si siguieses en primera y sin cambiar de marcha, pues no mola nada.
Si al menos imitase que cambia de marcha cuando llega a una determinada velocidad, o si petardease al soltar el acelerador, pues vale. Pero es que no, es como si todo el rato fueses en primera. Y encima, no puedes bajar el volumen. Lo más curioso es que no dejo ver a gente diciendo que les gusta… Paren el mundo, que yo me bajo. Será cosa mía, pero para mí es un suplicio, y mira que me gusta que los coches suenen… pero cuando ese sonido tiene una razón de ser.
Y luego, una pequeña reflexión. Vamos a ver, ¿no es un coche eléctrico? Pues ya está. Eso es genial. ¿Por qué tiene que simular el sonido de un gasolina de una forma tan ridícula? No sé, es como si hubiese algún tipo de complejo o algo así, como cuando te deja tu pareja y no dejas de mirar sus redes sociales y cosas de esas… Si rompes con el pasado, deberías romper con todas las consecuencias.
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