Se llama Hyundai Santa Fe y es el SUV más grande de la marca coreana. En su nueva generación, mide 4,83 metros de largo, 1,90 metros de ancho y 1,77 metros de alto. Y luce un diseño esculpido para el mercado norteamericano, pero que ha quedado tan proporcionado que Hyundai se ha animado a que sea un coche global.
Sólo mirarlo ya casi que impone, con ese voluminoso frontal flanqueado por las distintivas firmas lumínicas de los faros, o con esa parte trasera de estética ya más cuestionable que se caracteriza por un grupo óptico transversal en su parte baja que presenta la misma firma lumínica que delante.
Líneas cuadradas pero modernas, lo cierto es que el ejercicio de estilo de este Hyundai Santa Fe es arriesgado, pero a veces lo arriesgado termina siendo un acierto.
Dentro es enorme. Siete plazas de serie, con las cinco principales de buenísimas cotas y las dos traseras, muy aceptables. Aparte, si no usas la sexta y séptima, las pliegas y cuentas con un maletero de 621 litros de capacidad.
Y luego está el asunto de las calidades, que en eso a mí Hyundai siempre me ha gustado porque usa materiales normales pero bien hechos, y al mismo tiempo se deja de chorradas táctiles que lo que hacen es incomodar, usando botones de accionamiento mecánico que además ofrecen muy buen tacto.
Se siente convenientemente refinado además, todo parece ensamblado con atención tanto por los detalles como buscando un agrado de uso para el conductor.
En su gama hay una versión híbrida normal y otra híbrida enchufable, que es la más polivalente porque con una batería de 13,8 kWh de capacidad bruta, homologa 54 km de autonomía eléctrica que, en la práctica, supera los 40 km con facilidad.
Dirás que no es mucha batería, y es verdad, sin embargo para los desplazamientos diarios de una gran parte de la población, es suficiente. Luego puedes cargarla al llegar a casa, cosa que se puede hacer a sólo 3,6 kW de potencia como máximo, pero que es algo esto que, tratándose de un híbrido enchufable, no es un asunto capital.
La combinación de motores que hay bajo el capó del Santa Fe está protagonizada por un motor 1.6 turbo de gasolina de 160 CV y un propulsor eléctrico de 98 CV, dando en conjunto 253 CV.
Anda de sobra, aunque tampoco esperes un avión porque hablamos de un coche con tracción total y de 2.090 kg en vacío. Cárgalo con personas y equipaje y lo notarás. Sin embargo puede acelerar de 0 a 100 km/h en 9,3 segundos, lo que es indicativo de que fuerza es raro que te falte en algún momento. Juega un papel importante la caja de cambio aquí, una transmisión de convertidor de par y seis velocidades que es suave y funciona a las mil maravillas.
¿Hablamos de consumos? Una vez agotes la batería, puedes moverte en unos 7,7 L/100 km en ciclo combinado, que está bastante bien. En general es un coche agradable de conducir y con el que no sientes que resulta tan voluminoso y pesado, lo que habla bien de su chasis.
Está claro que en esta clase de coches el apartado dinámico no es el más importante, pero se agradece que su conducción sea lo más placentera posible. No se siente como una bicho enorme con el que es difícil maniobrar y con el que circular a ritmo ligero por una carretera de curvas es una lucha constante contra las inercias.
Al contrario, es apreciablemente ágil si tenemos en cuenta su tamaño y peso, al mismo tiempo que presenta un muy elevado grado de confort para sus ocupantes. Que además disfrutan de unos asientos bien cómodos, por cierto.
Su precio, en esta versión híbrida enchufable, asciende a un mínimo de 60.820 euros con el acabado de acceso Maxx, que es el primero de cinco que hay.
Desde luego, si quieres un SUV grande, que tenga buenas calidades, con el que disfrutes de un elevado confort, que por dentro esté hecho con cabeza y que pueda hacer algunos kilómetros en modo eléctrico, no sólo el Santa Fe es una buena opción, si no que lo es a un precio justo.
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