Prueba del Mercedes-AMG C 43 Coupé

En Mercedes-AMG se han dado cuenta de que, en ocasiones, los términos medios tienen sentido y el C 43 4Matic Coupé se ha encargado de reiterarlo desde que llegó al mercado en 2016. Con la misma estética que el salvaje C 63 de 476 CV y un comportamiento dinámico muy superior al del tranquilo C 300, el C 43 se ha convertido en la alternativa ideal para aquellos que buscaban un punto medio entre la lógica y la locura; sobre todo ahora que acaba de someterse a una pequeña actualización.

Y es que, a mitad de su vida comercial, la variante de acceso a la gama AMG del Clase C Coupé se renueva para modernizar su imagen, incrementar su equipamiento y ganar un poco de garra en el plano dinámico. Bien es cierto que las modificaciones estéticas son de poca importancia, pero los nuevos faros delanteros High Led o Multibeam led –1.174 euros–, el rediseño de los pilotos traseros y las formas más agresivas del paragolpes delantero, le permiten ganar atractivo y mejorar el rendimiento aerodinámico. De la misma forma, las nuevas colas de escape de color cromado oscuro le diferencian del C 63, que incluye salidas plateadas. Las novedades también llegan a los catálogos de colores y llantas, que ahora ofrecen más opciones y nuevos diseños, respectivamente.

Más trascendentes son los cambios llevados a cabo en el interior. Aunque el diseño y la disposición de los mandos no varían, estrena la instrumentación digital personalizable que ya incorporan otros modelos de la marca y, para completar el nuevo puesto de conducción digital, recibe el volante multifunción del Clase S con mandos táctiles.

• Más información: Así es el Mercedes Clase C Coupé

Más allá de estas pinceladas, lo más interesante del restyling es lo que no se ve, aunque sí es lo que más se nota, como pudimos comprobar después de conducirlo por el pintoresco Valle del Mosela, en Alemania y Luxemburgo. Hablamos del incremento de potencia del motor V6 biturbo, que ha pasado de los 367 CV del modelo anterior a los 390 CV del recién llegado.

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Basta con apretar el botón de Start para percartarse de los cambios; el V6 cobra vida con un bramido mucho más sonoro que en el modelo precedente. Las unidades dispuestas por Mercedes-AMG para la toma de contacto incluyen el equipo de escape AMG Performance –1.791 euros– y lo cierto es que suenan de maravilla, tanto que no tienen nada que envidiar al estruendoso y bronco V8, especialmente cuando pulsamos el botón que abre las válvulas de escape para hacer el máximo «ruido» posible. Con semejante sinfonía, es fácil perdonar que las cuatro salidas de escape sean falsas…

Con el modo de conducción Sport+ seleccionado, también es inevitable apagar el excepcional equipo de sonido Burmester para deleitarse con los petardeos que se producen en cada cambio de marcha. La transmisión automática AMG Speedshift TCT 9G de nueve velocidades ha sido optimizada con una gestión electrónica que logra transiciones más rápidas entre marchas. También es posible manejar manualmente la caja de cambios a través de las levas situadas detrás del volante, aunque, con el pie a fondo, lo ideal es centrarse en la carretera y dejar que la caja automática haga su trabajo, porque el V6 biturbo empuja con unos contundentes 520 Nm desde apenas 2.500 rpm. Los 390 CV hacen que nos olvidemos de que estamos al volante de una versión de acceso a la gama, mientras que la tracción total 4Matic, ayudada por los neumáticos ContiSport Contact 6, garantiza la máxima motricidad en cada curva.

Bien es cierto que el C 63 corre más, pero no hace falta llegar a esos extremos para disfrutar de un deportivo, al menos fuera del circuito. En este caso, la opción intermedia es la más lógica, pero no por ello la menos entretenida; con un 0 a 100 km/h de 4,7 segundos y una velocidad máxima de 250 km/h, el C 43 sirve para saborear de cada giro sin renunciar a las comodidades de un coupé de su categoría.

A la hora de circular de forma más tranquila, el Drive Select, mediante el programa Comfort, cambia el carácter del conjunto de manera radical. Con este modo de conducción seleccionado y las válvulas de escape en su posición menos ruidosa, el coupé alemán es resulta tan cómodo y confortable como se espera de un Mercedes. La suspensión variable es menos firme que en los modos Sport y Sport+, la respuesta del acelerador es menos reactiva y la dirección pierde dureza.

Llegado este momento, volvemos a encender el equipo de sonido y dejamos que los múltiples sistemas de asistencia a la conducción hagan su trabajo, mientras la instrumentación digital comienza a marcar medias de consumo más cercanas a los 9,5 l/100 km homologados por el fabricante.

TECNO

De serie, el panel de instrumentos combina los relojes analógicos con una pequeña pantalla a color, pero el Mercedes-AMG C 43 4Matic Coupé puede incorporar una instrumentación completamente digital de forma opcional –1.018 euros–. Este panel de mandos utiliza una pantalla de 12,3″ y permite escoger entre tres visualizaciones con diseños bien diferenciados: Classic, Sport y Supersport; cada una de ellas se puede personalizar para dar prioridad a la información sobre la conducción, el sistema multimedia o el navegador. El equipo de infoentretenimiento sigue contando con una pantalla táctil de 7″ o de 10,25″ ubicada en el centro del salpicadero.

Ficha técnica del Mercedes-AMG C 43 4Matic Coupé