Dar con la clave nunca es fácil. Y si no, que se lo digan a Renault, una de las marcas que históricamente más coches ha vendido en nuestro país y que, al hablar de los SUV compactos, nunca ha obtenido un resultado reseñable. Con el Captur o con el Arkana, que son más bien SUV urbanos (el Arkana es mucho más largo, pero no deja de ser un Captur con una carrocería coupé), han logrado un gran éxito sólo frenado por los problemas de fabricación que tienen la mayoría de las marcas por la crisis de los microchips. Sin embargo, entre los SUV compactos, ni primero el Koleos allá por 2008 ni después el Kadjar en 2015, han conseguido estar entre los más vendidos.
¿Los motivos? Difícil de saber. Quizá el hecho de que el Koleos que trajeron de China en 2008 no fuera tan bueno como sus rivales dejó una huella que después el Kadjar no pudo corregir. Quizá que el Kadjar, pese a ser un buen coche y ya más ‘europeo’, no aportaba nada frente a sus rivales en un segmento en el que el diseño o la tecnología tienen un gran peso en la decisión de compra, según parece. A saber. Pero, sea como fuere, en Renault han decidido que en este segmento, cuyas ventas no dejan de crecer, tenían que triunfar de una santa vez. Y, ahora sí, han puesto toda la carne en el asador: un coche bonito, cargado de tecnología, con un interior plagado de pantallitas que le dan un aspecto de lo más moderno, dos mecánicas microhibridadas y otra completamente híbrida, y cosas casi únicas en su segmento como la dirección a las cuatro ruedas (sólo para el Hybrid 200 de forma opcional y por 1.500 euros).
Así, el Renault Austral es un SUV de cinco plazas y 4,51 metros de largo que sustituye al Kadjar y que es rival directo de modelos como el Hyundai Tucson, el Kia Sportage, el Nissan Qashqai, el Seat Ateca, el Skoda Karoq, el Peugeot 3008, el Citroën C5 Aircross… Está disponible con tres motores: un 1.3 turbo de gasolina microhibridado en versiones de 140 y 160 CV, y otro completamente híbrido de 200 CV. Todos tienen tracción delantera y cambio automático, aunque la versión de 140 CV también se ofrece con un cambio manual de seis marchas (que cuesta 2.000 euros menos que el automático). Hay tres acabados: Equilibre, Techno y Ionic. Estos dos últimos pueden incluir además un pack deportivo denominado Esprit Alpine por 1.000 euros más.
Cómo es por dentro
El Renault Austral cuenta con un interior completamente nuevo en el que llaman la atención su volante, con un aro de formas un tanto rectangulares, la instrumentación completamente digital, la enorme pantalla central táctil y las generosas salidas de aire que recorren todo el salpicadero por delante el copiloto. La presencia es buenísimo, pues da una sensación de tecnología y modernidad muy grande. Hay también algunos botones físicos par el climatizador, y otros en el volante para las clásicas funciones de la radio, en control de velocidad o el bluetooth, pero también encontramos otro mando integrado para seleccionar los diferentes modos de conducción. Es un puesto de conducción que requiere cierto periodo de aprendizaje, pues hay muchos elementos para manejar. Es cierto que, una vez que te vas a costumbrando, las cosas se empiezan a manejar con más fluidez pero, aun así, hay cosas que deberían ser más sencillas de desconectar, como algunos de los sistemas de ayuda a la conducción.
Las plazas traseras son amplias, por encima incluso de la media. Además, por 312 euros, es posible contar con una banqueta trasera corrediza y dividida en dos partes que aumenta la capacidad de maletero de 500 a 575 litros en caso de que la coloquemos en la posición más adelantada, algo muy útil si, por ejemplo, llevamos a un niño pequeño en su sillita. Volviendo al maletero, esos 500 litros que ofrece como mínimo el Austral le sitúan un poco por debajo del Peugeot 3008 (520 litros) o el Seat Ateca (510 litros) pero, aún así, es una buena cifra para un coche de este tipo.
Así va en marcha
En esta ocasión, hemos probado la versión mHEV 160. Lleva un motor 1.3 Turbo de cuatro cilindros y 158 CV asociado a un cambio automático de siete marchas de variador continuo. Este cambio tiene una particularidad. Aunque tiene levas para manejarlo manualmente, no se queda nunca completamente fijo en manual; si, aunque lo llevemos en manual, él considera que debe cambiar de marcha por algún motivo, pasa a modo automático sin más, y no volverá a ser manual hasta que volvamos a activar una de las levas.
Este motor va asociado a una batería de 0,15 kWh unida a un pequeño motor eléctrico que sirve de apoyo al motor térmico y cumple las funciones de motor de arranque y Stop&Start. No puede mover al Austral por sí solo. No sabemos si era cosa de nuestra unidad, pero lo cierto es que el momento en el que entraba en accionamiento el Stop&Start resultaba poco refinado para lo que suelen ser este tipo de sistemas. Gracias a este sistema, este Austral está microhibridado, por lo que tiene etiqueta Eco de la DGT.
El conjunto es un propulsor de respuesta suave y progresiva, que destaca más por buena insonorización y agrado de conducción una vez que ya está en marcha que por prestaciones puras o consumo, aspectos donde cumple sin más. Este Austral declara una aceleración de 0 a 100 km/h en 9,7 segundos, y para extraerle el máximo jugo, es mejor llevarlo más bien alto de vueltas. El funcionamiento del cambio automático, que tiende a ‘tirar’ de marchas largas con demasiada facilidad, también le resta cierta solvencia comparado con otros rivales de esta potencia. Por ejemplo, un Skoda Karoq 1.5 eTSI de 150 CV con cambio automático tarda 8,7 segundos en pasar de 0 a 100 km/h. En cuanto a consumo, es un coche en el que lo normal es moverse entre 7 y 7,5 L/100 km, que sí entra dentro de lo normal comparado con sus rivales.
En cuanto a comportamiento, y al menos con las llantas de 20 pulgadas de nuestra unidad de pruebas, el Austral nos ha parecido un coche aplomado y fácil de conducir, similar a lo que podemos encontrar en un Hyundai Tucson, un Nissan Qashqai (con el que comparte plataforma y mecánica), un Kia Sportage o un Peugeot 3008. Por comodidad, un Citroën C5 Aircross o un Skoda Karoq nos convencen más, y tenemos la sensación de que las llantas de 20” con neumáticos de perfil 45 tienen mucho que ver en que resulte más seco de lo esperado.
A priori, esos neumáticos deberían mejorar el comportamiento en curva y, quizá, hasta de dotar al Austral de cierta deportividad, algo que también podríamos pensarlo al ver las siglas Esprit Alpine (pero, en realidad, es sólo acabado, no hay modificaciones técnicas). Y, aunque el coche no va nada mal, sí queda lejos de esas posibles pretensiones deportivas. En esos términos, el Austral es un coche que no termina de involucrar ni de informar demasiado al conductor en este tipo de trazados. Tampoco creemos que sea algo que busque quien quiera un coche de este tipo, pero sí es cierto que, por agilidad, un Seat Ateca o un Cupra Formentor son superiores. Es de suponer que un Austral Hybrid 200 con la opción de la dirección a las cuatro ruedas (opcional sólo para ese motor por 1.500 euros, no para este 160) pueda ser más ágil y con una respuesta más directa en los giros; lo comprobaremos cuando probemos un Austral Hybrid 200.
¿Y por precio? Este Renault Austral mHEV 160 Techno Esprit Alpine vale 37.400 euros. Teniendo en cuenta cómo están sus rivales, es un precio algo por debajo de la media, teniendo en cuenta además su potencia y su equipamiento de serie. Por poner algunos ejemplos, un Skoda Karoq 1.5 eTSI 150 Sportline vale 35.000 euros; un Nissan Qashqai Tekna+ con el mismo motor sale por 41.500 euros; un Peugeot 3008 Active Pack 180 nos cuesta 43.100 euros; y un Kia Sportage 1.6 T-GDi 150 DCT GT-Line está en 42.108 euros.
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