Las Harleys más oscuras
Con estos ingredientes reposados con sabiduría, sólo falta algo para amalgamar, y qué mejor que la cerveza, ingrediente fundamental en los rituales motoristas. En este caso engullimos unas pintas de Guinness -una por barba, que hay que ser siempre prudente-. En el Irish Rover pasamos un buen rato compartiendo espacio con nuestros -bichos- y el entarimado de madera de sus instalaciones, donde además nos zampamos unas hamburguesas -referencias americanas por doquier, ya ves- muy hechas, casi negras.
Por la ciudad gana claramente la Iron. Su menor peso y medidas la hacen la más apropiada para -caracolear- por el tráfico urbano. La sigue la Fat Bob, que se muestra razonablemente manejable, excepto entre coches, por su ancho manillar. La que sale peor parada es la Night Rod. Su reducido ángulo de giro y los 2.460 mm de longitud ralentiza las maniobras en parado. Claro que, en carretera abierta y en aceleración, tiene más mordiente que ninguna. La Dyna es la más versátil de las tres, combinando buena aceleración y maniobrabilidad. Los adoquines de los barrios más castizos de la ciudad pusieron en un brete a la amortiguación trasera, donde salió campeona la Night Rod. De estas tres Harley negras, la que mejor frena también es la Night Rod debido, en buena medida, a la gran superficie de su goma posterior.
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