Benjamín de la Mata es un hombre de 41 años que posee dos empresas: Una de tratamiento de agua y otra de suministro de catering. Es por ésta última que el 26 de enero transportaba comida a Ceuta cuando, al ir a embarcar, uno de los perros de la Guardia Civil que rondaban por el lugar se puso a olfatear su coche con ahínco… Hasta encontrar varios paquetes de droga ocultos en la estructura del vehículo. Benjamín, que había comprado el coche hace diez años a una compañía de alquiler, quedó detenido, a pesar de alegar el más absoluto desconocimiento sobre la existencia de los paquetes, sucios y con telarañas después de una década escondidos entre los elementos internos del coche.
De la Mata ha pasado 17 días en la cárcel de Algeciras; se ha librado de una pena mayor poque los paquetes son tan antiguos que los análisis ni siquiera se ha podido demostrar que sean algún tipo de droga. Cuando las sustancias tienen tantos años pierden sus efectos perniciosos y legalmente ya no pueden considerarse como tales. Según de la Mata, el coche en cuestión lo usaba su mujer con más frecuencia que él, y ha denunciado que durante los primeros días encarcelado no comió porque la dieta no era adecuada para la diabetes y la hipertensión que padece.
Benjamín de la Mata ha declarado: «El coche lo compré de segunda mano en Málaga y acompañado por un comisario de la policía. Me ha salvado que pasaron 11 años, porque si me pillan un año después de comprar el coche, todavía estoy en la cárcel».
