En estos días de frío es normal en varios puntos de nuestro país que un coche que haya pasado la noche en la calle amanezca con un poco de nieve sobre la carrocería. Por ello, si prevés que puede ocurrir, debes estar concienciado de retirarla antes de ponerte al volante, ya que no solo puede perjudicar a tu bolsillo en forma de aumento de consumo, sino que los demás usuarios de la vía podrían verse afectados al desprenderse trozos de nieve una vez te hayas puesto al volante.
Esto es susceptible de pasar cuando te pones en marcha, pues aunque al iniciar tu trayecto sea prácticamente agua, es normal que, una vez avanza el camino, se vaya helando y solidificando a consecuencia del contacto directo con el viento frío surgido al circular a una velocidad que no necesariamente sea muy alta. Por no mencionar un peso mayor del conjunto y el incremento de la resistencia aerodinámica, que influirán directamente en las capacidades dinámicas del vehículo.
Para evitar estas situaciones, lo primero que debes hacer es intentar no aparcar durante un largo período de tiempo cercano a lugares altos en donde pueda acumularse la nieve, puesto que si se cae, podría dañar gravemente tu coche. Sin embargo, si el automóvil ya está cubierto, lo mejor sería retirar la nieve con escobillas específicas compuestas por cerdas por un lado y goma por otro; y si es imposible disponer de ellas, puede utilizarse un rascador de hielo o cartones como recurso de urgencia.
Por último, no intentes nunca quitar la nieve con agua caliente, ya que no solo se helará instantáneamente, sino que al entrar en contacto con el cristal frío, el contraste de temperaturas podría resquebrajar el parabrisas.
