Lejos quedan aquellos antiguos radares que apenas eran capaces de detectar un vehículo circulando por encima del límite de velocidad y en ocasiones podían no funcionar correctamente cuando las condiciones meteorológicas eran adversas. A día de hoy, estos dispositivos han evolucionado mucho y lo vemos con ejemplos como el nuevo TruCAM II capaz de multar a un kilómetro y medio de distancia. El radar más potente de la DGT puede realizar fotografías en tan solo 0,3 segundos y su margen de error es de 2 km/h.
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Los radares actuales incluso son capaces de realizar tareas que no están relacionadas con la velocidad. Un cinemómetro actual es capaz de detectar el tipo de vehículo que circula por la vía, adaptando su funcionamiento en tiempo real para determinar si esa clase de vehículo está superando o no el límite de velocidad establecido.
Además, gracias a la interconexión entre radares y la sincronización continua con las bases de datos de la DGT, también son capaces de detectar situaciones administrativas irregulares como, por ejemplo, la caducidad de la ITV o el pago de la póliza de seguro obligatoria. En el teórico caso de que alguna de estas dos responsabilidades no se encuentre regularizada, los radares pueden emitir una sanción.
¿Pueden multar en sentido contrario?
Los radares fijos situados en pórticos solo vigilan el sentido en que están instalados, pero aún no siendo muy comunes, algunos radares fijos situados en medianas son capaces de multar en ambos sentidos de circulación. Los radares móviles también son capaces de multar a vehículos que circulan en el otro sentido. No obstante, al estar situados en vías de alta capacidad en muchas ocasiones tienen dificultades para hacer fotografías válidas, ya que pueden aparecer más de un vehículo en la foto.
Por otro lado, todos los radares de la Red de Carreteras del Estado están señalizados. Ahora bien, en población los radares fijos no tienen porqué estar señalizados. Puede haber entradas de la población en la que se alerte de la existencia de controles fijos, pero en muchas ocasiones siquiera existen estos carteles, o están en localizaciones muy concretas. Sea como fuere, la mejor receta es no tentar a la suerte y cumplir con los límites de velocidad.