Abróchense bien el cinturón para recorrer un kilómetro en tiempo récord, ¡de vértigo! Mucho calor, sol en el horizonte y aceleración máxima. Stelios Sissou comienza a «comerse» la pista ODI Raceway, en Sudáfrica. Los indicadores del cuadro de mandos suben sin parar.
El piloto maneja con firmeza el volante del Nissan GT-R35 equipado con un sofisticado Sistema Modular Damper (MDS) de Bilstein en la suspensión del coche, lo que le permite hacer ajustes exactos en el apartado de cambio de amortiguadores. Su recorrido y la altura se ajustan al milímetro, por lo que la tracción en las ruedas del coche se optimiza al máximo. Las cifran siguen aumentando hasta alcanzar datos más allá de la velocidad de despegue de un avión de combate.
Por megafonía se anuncia la marca final lograda y el público estalla en un gran aplauso: se ha batido el récord al recorrer los 1.000 metros en 18,35 segundos, con una velocidad punta que ha llegado a ser de 346 km/h.
La gesta tuvo lugar el 9 de agosto en una de las más salvajes pruebas anuales del Mundo, la «One Kilometre Invitational». Se celebra en un circuito muy especial, situado en Petroria, al norte de la provincia de Gauteng, Sudáfrica; una pista especialmente diseñada para las espectaculares pruebas de aceleración y frenada de dragsters que tienen lugar regularmente para deleite de aficionados.
Y Sissou, un año más, ha batido su propia marca, récord absoluto de la pista: «Con la temperatura subiendo rápidamente y con un poco de viento en contra estaba preocupado por si seríamos capaces de conseguir superar los 340 km/h. Pero mi última vuelta fue perfecta», sentencia el piloto, todo un «recordman» que ya ha adelantado que no quiere perder la cita del año que viene para volver a marcar el registro. Así es la adicción por la velocidad.