Renault Latitude (2011) 2.0 dCi 150 CV

Como esta fórmula no funcionó, Renault ha cambiado de ‘estrategia’ a la hora de comercializar su nuevo tope de gama. Así, se ha decidido por un modelo grande -mide 4,89 m: 2 cm más que todo un Mercedes Clase E-, con una elegante -aunque muy tradicional y nada arriesgada- carrocería ‘tipo berlina’ y, sobre todo, con una relación precio/equipamiento muy competitiva -basta elegir el acabado intermedio Privilege para disponer, de serie, de elementos por los que hay que pagar en sus rivales, como los faros bixenón o el navegador-. De hecho, su precio es tan ajustado que apenas cuesta unos 1.300 – más que un Laguna equivalente, aportando más espacio interior y maletero… aunque también es cierto que el Latitude no resulta tan ágil en carretera como el Laguna y está un punto por debajo de su hermano ‘pequeño’ en cuanto a calidad o tecnología.

Por dentro y por fuera

El diseño interior es clásico. Los botones -del volante, ventanillas…- los hereda de su hermano menor, el Renault Laguna. Todos los mandos están bien emplazados excepto los del climatizador, que van algo bajos. La calidad de materiales es buena -plásticos mullidos- en las zonas a la vista del conductor. En zonas más -escondidas- -parte baja del salpicadero, guantera a la izquierda del volante–, los plásticos son duros y de tacto mejorable. Sin embargo, los ajustes entre las piezas parecen sólidos.

La cantidad de huecos es generosa -entre los asientos delanteros, en las cuatro puertas…- y la guantera es muy amplia. No está prevista una variante familiar de este modelo. El climatizador bizona -de serie, y con tres modos de funcionamiento: de más a menos ‘potente’- es eficaz. Además, las salidas de aire son grandes, fáciles de orientar y están bien situadas.

Cómo va

En autopista, el Latitude tiene una suspensión más blanda que todos sus rivales: por eso, es de los más cómodos. A cambio, en carreteras de montaña es mejor viajar tranquilo porque balancea demasiado.  Este motor, el mismo de los Mégane y Laguna, ofrece un empuje constante -sin ningún ‘bache’ de potencia- entre 1.500 a 4.000 rpm. Durante nuestra prueba, el consumo nunca pasó de 8,0 litros. El cambio manual de seis marchas ofrece un tacto agradable y preciso… pero su palanca tiene recorridos largos, lo que dificulta manejarlo con rapidez. La dirección tiene un tacto algo ‘artificial’. Por frenos, cumple de sobra.

¿Y en gasolina?
La única opción disponible es el veterano 2.0 de 140 CV -lo estrenó el Laguna hace diez años-. En comparación con el 2.0 dCi de la prueba, no compensa, ya que resulta menos agradable, es más lento, consume bastante más -7,9 l/100 km frente a 5,3 l/100 km- y sólo sale 1.300 euros más barato.

Veredicto

Ficha técnica y gama

Lo que otros no te cuentan

Eficaces. Los faros bixenón son de serie desde el acabado Privilege. Además, giran en las curvas.

Poca variedad. Está disponible en siete colores. El blanco es gratis y el resto son metalizados y cuestan 500 -.

Completo. La radio de serie viene con CD, Mp3 y ocho altavoces. Además, cuenta con tomas USB, auxiliar y manos libres Bluetooth.

Curioso. El pack Zen -1.000 — incluye asientos delanteros eléctricos y calefactables -el del conductor con masaje- y un climatizador con difusor de perfume e ionizador.

Delante. Amplios reglajes de asiento, volante… y buena visibilidad.

Detrás. Sobra espacio para las piernas y la cabeza. Eso sí, mejor dos.

Maletero. Cuenta con 477 litros y unas formas aprovechables.

Rivales

Comportamiento, diseño, consumo.

Tacto del cambio manual, rumorosidad.

Precio, habitabilidad, maletero, calidad.

Diseño de la parte trasera.

Comodidad en carretera, motor potente.

Maletero, precio, modelo veterano.

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