El Megane R.S. por fuera
El nuevo Renault Mégane R.S. se diferencia claramente de sus hermanos de gama por sus paragolpes deportivos, su mayor anchura de carrocería –60 mm delante y 40 mm detrás frente a un Mégane GT– o sus llantas de 18″ –de 19″ en opción–. En la parte frontal destacan sus faros integrados en el paragolpes, válidos para conducir en niebla y, también, utilizables como faros de largo alcance. El zona posterior, destaca el difusor, el alerón sobre la luneta y la gran salida de escape. Otro detalle a destacar son las aberturas de las aletas delanteras.
El Mégane R.S. por dentro
El Renault Mégane R.S. se caracteriza por ofrecer unos asientos más deportivos por aspecto y sujeción, un volante más grueso terminado en piel y Alcántara y pedales de aluminio como elementos más llamativos.
También destaca un nuevo modo de conducción más deportivo denominado Race, que se activa desde la propia pantalla central o desde el botón R.S. de la consola –una pulsación normal conecta el modo Sport y una pulsación larga conecta el Race–. Con el modo Race, además de conectarse las funciones más deportivas de cada elemento, se desactiva por completo el ESP y la dirección a las cuatro ruedas modifica la velocidad a la que las ruedas traseras dejan de girar en sentido opuesto a las delanteras a hacerlo en el mismo: el umbral sube de 60 a 100 km/h.
En total, el Renault Mégane R.S. tiene cinco modos para modificar la respuesta del acelerador, la dureza de la dirección, el sonido del motor y del escape, la forma de la instrumentación digital o la iluminación ambiental interior: Comfort, Neutral, Sport, Race y Perso -permite combinar cada elemento de forma personalizada-.
Por lo demás, el Renault Mégane R.S. mantiene la misma calidad o espacio interior de cualquier otro Mégane, manteniéndose en la media en el primer aspecto y un poquito por debajo en el segundo, con el mismo maletero de 384 litros. Ergonómicamante, las diferencias también son mínimas, por lo que también se necesita el mismo período de adaptación para manejar la pantalla central, demasiado cargada de menús.
La mecánica del Renault Mégane R.S. 2018
Todos los Renault Mégane R.S. incluyen una suspensión específica y más deportiva –no puede ser adaptativa ni en opción–, dirección a las cuatro ruedas 4control, una dirección más rápida y con una nueva geometría en el eje delantero y frenos Brembo de cuatro pistones, además del motor 1.8 turbo de 280 CV.
Puede llevar un cambio manual de seis marchas o uno automático de doble embrague con idéntico número de relaciones que, si se quiere manejar de modo secuencial, sólo se puede hacer mediante las dos gigantescas levas metálicas que hay tras el volante. El manual va siempre con un freno de mano de palanca, mientras que el automático se asocia siempre con eléctrico por botón. Además, el automático incluye función Launch Control para realizar aceleraciones desde parado con más eficacia, algo que no se ofrece en el manual ni en opción.
De serie, el Renault Mégane R.S. cuenta con el chasis Sport. Por 1.700€, se ofrece el chasis Cup, con una suspensión un 10% más firme, discos de freno con núcleo de aluminio y un diferencial autoblocante Torsen –este último, sólo para las versiones con cambio manual–.
El Mégane R.S. en marcha
Empezando por el motor, tiene una respuesta muy enérgica desde muy pocas revoluciones y responde con mucha intensidad hasta 6.000 rpm. En función del modo elegido, su sonido puede ser más o menos apreciable. Si quieres viajar con tranquilidad, en modo Comfort es un suave ronroneo que no llega a molestar, mientras que en los modos más deportivos resulta mucho más sugerente. Pese a emplear el equipo de sonido para modificarlo, es muy natural y está acorde con lo que uno espera de un modelo de este tipo.
Ambas cajas de cambio tienen un buen funcionamiento. La automática es suficientemente suave y muy rápida, y permite realizar fuertes reducciones incluso al bajar de tercera a segunda velocidad, por lo que nunca se llega a una curva en una marcha más alta de lo deseado. La manual tiene buen tacto, un poco duro, pero es muy precisa. Por ponerle una pequeña pega, quizá mejoraría más todavía si la palanca fuese en una posición un poco más baja y cercana al conductor, así como si tuviese un tacto un poco más metálico.
En cuanto al comportamiento, el Renault Mégane R.S. es un modelo que combina de forma sobresaliente una buena agilidad con una gran nobleza de reacciones. La dirección a las cuatro ruedas ayuda a que esa agilidad sea muy elevada, pues en zonas lentas la trasera redondea las trazadas con naturalidad, ayudando mucho al eje delantero para meter el coche en la curva. Pero es que, además, sus reacciones son nobles y muy naturales. Esto nos ha permitido comprobar en circuito que es uno de los GTI de tracción delantera más fáciles de controlar cuando empiezan a deslizar de atrás, una reacción que, por otra parte, sólo se produce si se provoca. Esto hemos podido comprobarlo con un chasis Cup, que también se beneficia del buen hacer del diferencial autoblocante a la hora de acelerar a las salidas de las curvas.
La suspensión, por su parte, es firme y transmite más las irregularidades del asfalto que un Mégane normal; tampoco podía ser de otra manera. Y, en cualquier caso, no es un coche incómodo con el que no se pueda realizar un largo viaje, al menos con el chasis Sport.
Cuánto cuesta el Mérage R.S. 2018
El Renault Mégane R.S. arrancará en 29.900€, un precio que le sitúa entre los mejores de su clase. Eso sí, la cosa se iguala e incluso se desnivela en función de las opciones que se elijan.