Ferrari F40, la gran leyenda de Maranello

Bob Harper
Bob Harper

Si alguna vez habéis probado a preguntar a una madre cuál es su hijo preferido sabréis que, de manera abierta, jamás se va a posicionar a favor de uno. Tener que elegir un sólo Ferrari es lo más parecido a esta situación, pero lo cierto es que finalemente el Ferrari F40 sería elegido.


A mediados de los años 80, Enzo Ferrari veía cómo sus bólidos de competición eran superados una y otra vez por rivales como el Lamborghini Countach 5000 QV o el exclusivo Porsche 959. Sumido en un profundo enfado, Enzo se negó a caer en la resignación y tomó cartas en el asunto con el único propósito de dar vida al superdeportivo más rápido del momento. «Il Commendatore» propuso la dirección del proyecto a uno de sus ingenieros de confianza Nicola Materazzi, responsable de modelos como el Ferrari 328 o el Lancia Stratos.

Ferrari 288 GTO Evoluzione

Para desarrollar la nueva máquina, Ferrari tomó como punto de partida seis unidades del 288 GTO Evoluzione que guardaba en su planta de Maranello, que no eran más que una evolución del modelo convencional puesto a punto para correr en la famosa categoría de Grupo B.

La prohibición por parte de la FIA de esta serie tuvo como consecuencia que este coche ni siquiera llegase a competir. Sin embargo, sirvió para asentar las bases del que sería uno de los deportivos más importantes de la historia de la automoción: el Ferrari F40.

Ferrari F40 trasera

El 21 de julio de 1987, en el Centro Cívico de Maranello (actual Museo Ferrari), se desvelaba el Ferrari F40. El emblemático superdeportivo fue fabricado para conmemorar los 40 años de la firma italiana, y mostraba el principal propósito de Ferrari: ser el vehículo más potente y veloz del planeta. Además, sería el primer automóvil de producción en superar la barrera de los 320 km/h. Su misión fue recoger el testigo del aclamado 288 GTO y arrebatar todo el protagonismo a su rival más directo, el Porsche 959.

Dos coches con una filosofía muy diferente. El Porsche 959 montaba un sofisticado sistema de tracción a las cuatro ruedas que le permitía ofrecer una precisión clínica, mientras que el F40 obedecía a un planteamiento más visceral, premiando la participación, la emoción y la interacción del conductor por encima de todo. Uno de esos coches que no se conduce, sino que se pilota. Pero esto no quiere decir que el Ferrari no fuera un coche vanguardista.

Ferrari F40

Entre los polos opuestos de la estética y el pragmatismo, la carrocería del F40 (obra de Pininfarina) fue construida con plásticos compuestos, tres veces más rígidos y un 20% más livianos que cualquier arquitectura metálica comparable. Una carrocería que lograba un coeficiente aerodinámico de 0,34 Cx. La tradicional estructura de acero tubular de la firma italiana fue reforzada con Kevlar, aluminio y fibra de carbono. Uno de las señas de identidad más características del F40 es su enorme alerón trasero nunca antes visto en un Ferrari de calle.

Ferrari F40 alerón

En principio, Ferrari tenía pensado fabricar una serie inicial de 400 unidades del F40. Sin embargo, al poco tiempo la lista de pedidos superaba todas las expectativas del fabricante italiano. Finalmente, saldrían de Maranello más de 1.311 ejemplares, superando en casi cinco veces a su predecesor, el 288 GTO. Como no podía ser de otra forma, la inmensa mayoría de las unidades de calle fabricadas del F40 abandonaron la factoría en color ‘Rosso Corsa’.

Bajo su chasis, el F40 monta una clásica suspensión de horquilla con muelles helicoidales y amortiguadores hidráulicos, junto con barras estabilizadoras delanteras y traseras. Por su parte, las llantas de 17» Speedline de cinco radios con bloqueo central están montadas sobre neumáticos de medida 245/40 ZR17 sobre el eje delantero, y 335/35 sobre el trasero.

Ferrari F40 interior

El interior refleja el clásico diseño espartano de los vehículos de competición sin más concesión al confort que unos asientos baquet forrados en tela. El tablero y el túnel central estaban cubiertos de fieltro pero, por lo demás, todos los elementos del interior eran paneles lisos y estructuras simples. Un interior que rehuye de elementos superfluos para tratar de reducir al máximo el peso del conjunto.

No contaba con ABS, ni equipo de sonido, ni tampoco dirección asistida. Un cordel de alambre hacía las veces de tirador sobre el panel de las puertas. Por su parte, los cristales de las ventanillas fueron sustituidos por paneles de plexiglás. Con todo ello, el Ferrari F40 marcaba 1.100 kg sobre la báscula.

Ferrari F40

A nivel mecánico el F40 está propulsado por un motor V8 biturbo de 478 CV de potencia dispuesto en posición central-trasera. Se trata de una evolución del empleado en el 288 GTO que incrementaba su cilindrada de 2.855 a 2.936 centímetros cúbicos.

La transmisión corría a cargo de una caja de cambios manual de cinco velocidades unida a la parte trasera del motor. Con todo, su capacidad de aceleración de 0 a 100 kilómetros/hora es de 4,1 segundos, para una velocidad máxima de 324 km/h. De esta manera, se convirtió en el coche de calle más rápido del mundo en el momento de su producción.

Ferrari F40 LM

A pesar de tratarse de un superdeportivo que da sus mejores notas sobre la pista, su paso por el mundo de la competición no fue demasiado brillante. Se desarrolló un modelo con aerodinámica y suspensión modificada, y con una potencia de 690 CV. Se llegaron a fabricar 10 unidades en total, las dos primeras denominadas F40LM, aunque finalmente recibió el sobrenombre ‘Competizione’ para las ocho restantes. Precisamente, con una de ellas el histórico probador de Ferrari, Dario Benuzzi, alcanzó los 375 km/h en el anillo de velocidad de Nardò.

En 1989, la Scuderia Ferrari participó en el Campeonato IMSA con el F40 LM donde sólo conseguiría alcanzar el segundo escalón del podio. Su última participación fue en las 4 horas de Anderstorp de 1996 donde sería batido por otra máquina legendaria, el McLaren F1 GTR.

Ferrari F40 frontal

A pesar de que su producción supera en número a la de otros muchos superdeportivos de la firma italiana, el Ferrari F40 continúa siendo una joya automovilística de alto valor. Actualmente, el precio de una unidad en buenas condiciones puede superar el millón y medio de euros. Un precio no apto para todos los bolsillos, pero es que estamos ante uno de los mejores Ferrari de todos los tiempos y el último en ser firmado por el legendario Enzo Ferrari antes de su muerte en 1988.

¿Por qué continúa siendo el coche soñado por millones de aficionados aún habiendo pasado más de 30 años desde su lanzamiento? Pues bien, aún habiendo propuestas mucho más prestacionales y tecnológicas, su pureza le permite seguir siendo uno de los mejores superdeportivos de la historia.