Si en esta entrada te dábamos unos sencillos consejos para rodar el motor de tu coche en caso de que fuese de gasolina, en esta otra te vamos a explicar qué debes hacer en caso de que sea diésel, si bien las diferencias son mínimas.
Como en los motores de gasolina, el rodaje de un motor diésel es un proceso esencial para garantizar su óptimo rendimiento y durabilidad a largo plazo. Como en los motores de gasolina, lo más importante es conducir con cierta suavidad, sin brusquedades y sin exigirle el máximo al motor durante sus primeros 1.000 kilómetros. A continuación, te enumeramos algunos consejos para llevar a cabo un correcto rodaje de tu motor diésel.
Además, al poner en marcha tu motor diésel, es importante dejar un mínimo de tiempo para que el sistema de lubricación tenga tiempo suficiente de lubricar todo el motor. Basta con arrancar y dejarlo a ralentí en torno a medio minuto, que es lo que tardaremos en ponernos el cinturón de seguridad, por ejemplo. Después, cuando ya inicies la marcha, evita las aceleraciones bruscas e intenta no superar las 2.500 rpm en la medida de lo posible. Esto ayudará a que el motor se caliente gradualmente.
Una vez que el motor ya se haya calentado, podemos aumentar ese régimen de giro de vez en cuando. Lo normal es que un motor diésel entregue su potencia máxima en torno a 4.000 rpm, así que es interesante apurar algún cambio de marcha de forma progresiva hasta las 3.500-4.000 rpm de vez en cuando. Del mismo modo, es recomendable mantener el motor a unas 3.000 rpm durante algunos trayectos por autopista a velocidad constante.

Los motores diésel tienen mucho par a bajas revoluciones, y eso nos puede invitar a rodar especialmente bajos de revoluciones. No es recomendable acelerar con contundencia con el motor por debajo de 2.000 rpm, ni tampoco lo es afrontar una cuesta con el motor por debajo de ese régimen. En ambos casos, es mucho más recomendable reducir una marcha y mantener el motor en torno a 2.500-3.000 rpm.
Si es posible, evita viajar con mucha carga, y tampoco intentes buscar el máximo rendimiento del motor. Procura mantener una velocidad moderada y una aceleración suave para permitir que todas las piezas se asienten correctamente.
Por último, recuerda que es importante mantener el motor a ralentí en torno a un minuto antes de pararlo después de llevar un buen rato funcionando. Esto último es recomendable hacerlo durante toda la vida del vehículo, especialmente cuando hemos realizado una conducción relativamente exigente (por ejemplo, al detenernos en una gasolinera tras un trayecto por autopista).
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