La capital del país, Santa Fe de Bogotá, se asienta a 2.640 metros de altitud y presenta el pintoresco paraje elegido en 1538 por el conquistador Gonzalo Jiménez de Quesada para crear esta gran ciudad.
Desde sus cerros circundantes avistamos la extensa capital, donde los humedales que se dispersan por algunas zonas no urbanizadas atestiguan que cuando llegaron los españoles la zona estaba cubierta de pantanos, residuos de un antiguo lago.
Uno de esos privilegiados miradores es el cerro de Monserrate, donde se ubica un santuario con el mismo nombre, y que nos encumbra hasta más de 3.100 metros de altitud. La capital no está junto al mar, ni tan siquiera está cerca del mar, pero Colombia es un país con grandes recursos hidrológicos.
Ríos, pantanos, lagos, riachuelos, lagunas y aguas subterráneas salpican todo el país y algunos de ellos han sido los originales protagonistas de legendarias aventuras.Alquilamos un todoterreno, en una de las muchas agencias de la ciudad, para explorar algunos de los enclaves más interesantes del entorno capitalino.
La brújula nos señala varias posibilidades hacia el norte, sur u occidente. Nos decidimos por seguir la ruta que marca el norte porque es allí donde hallaremos El Dorado.
A más de 2.000 metros de altitud
La primera etapa de nuestro recorrido estará determinada por un rosario de curvas que nos ofrece panorámicas espectaculares de la ciudad. La temperatura, a medida que ascendemos, nos recuerda que nos movemos a más de 2.000 metros de altitud.
Kilómetros después de La Calera, donde se encuentra el Embalse de San Rafael, que suministra de agua a la ciudad de Bogotá, existe una bifurcación. A la izquierda iríamos a la población de Sopó, pero tomamos la derecha para dirigirnos a Guatavita.
Los valles con suaves ondulaciones nos indican que nos movemos por lo que se denomina sabana de Bogotá, mientras las montañas se convierten en un cerco que circunda el paisaje del altiplano por donde circulamos.
Los nombres de origen español se suceden junto a las poblaciones con nombres indígenas hasta que llegamos al destino que proyectamos: Guatavita. El antiguo poblado fue inundado para crear el embalse de Tominé. Pero el nuevo poblado, que se construyó en sus proximidades, fue cuidadosamente diseñado para que conservase su estilo colonial.
Así, en 1964 fue inaugurada la Nueva Guatavita, un poblado de hermosas casas blancas con puertas y ventanas de madera y tejas de barro. El aire rústico de sus construcciones, cuando llegamos a la Plaza del Mercado, está presidido por una fuente con motivos indígenas muiscas, los antiguos habitantes de Colombia.
Con la llegada de los españoles se generó un mestizaje que forma parte de la población actual. Una inscripción en la fuente nos recuerda los orígenes de la leyenda de El Dorado. El embalse se ha convertido en un atractivo lugar de recreo para los colombianos.
Durante los fines de semana, los habitantes de la capital se acercan hasta sus aguas para practicar algunos deportes acuáticos, como el esquí o la vela, o simplemente para recorrerlo en lancha.
Pero de nuevo una carretera sinuosa de angostas curvas nos elevará hasta alcanzar los 3.100 metros de altitud para acceder al escenario de la célebre leyenda: la laguna de Guatavita.
Y llegamos al tramo final por un empinado camino a pie. Subimos con calma, son más de 3.000 metros y nuestros pulmones nos frenan el ritmo cuando intentamos apurar el paso… la respiración se dificulta. Finalmente alcanzamos la atalaya desde donde se divisan las aguas esmeraldas de la legendaria laguna. Existen varias teorías sobre sus orígenes.
Algunas apuntan al impacto de un meteorito, otros argumentan que es el antiguo cráter de un volcán. En cualquier caso, sus aguas presenciaron los ritos indígenas al Dios Sol que originaron la leyenda de El Dorado, donde los caciques indígenas se sumergían en sus aguas cubiertos de polvo de oro y arrojando a sus profundas aguas piezas del tan codiciado metal.
Por ello, la laguna de Guatavita todavía conserva el testimonio de la creación de una gran zanja en uno de sus costados, que pone en evidencia los arduos intentos de los conquistadores ávidos de tesoros.
Una gran herida en uno de sus flancos, que en 1580 se realizó para intentar drenar sin éxito la gran laguna, refleja el interés por recuperar las piezas de oro, que se conjetura, yacían en su fondo. El Museo del Oro de Colombia expone algunas de las bellas piezas halladas, recientemente, en las inmediaciones del lugar.
Un prodigio natural y humano
Y desde las alturas proverbiales de Guatavita pretendemos sumergirnos en las profundidades de la tierra para admirar uno de los prodigios naturales del que los colombianos se sienten muy orgullosos: las minas de sal de Zipaquirá, vocablo de lengua chibcha que significa el «valle de las alegrías de los zipas». Este lugar fue elegido como la primera de las siete maravillas de Colombia en 2007.
Seguimos la sugerente orografía colombiana, que tras los serpenteos de Guatavita nos encaminan al nuevo destino. Una catedral de sal se ha creado en las entrañas de la tierra como consecuencia de la devoción e inquietud artística de los mineros de la zona.
Durante una hora, entre sombras y tenues luces, nos irán descubriendo por laberínticos corredores imágenes religiosas, cruces y altares tallados en las rocas salinas que desde 1954 se ha ido creando en tan inaudito entorno. Y ya de nuevo en la superficie, las calles del pueblo de Zipaquirá nos invitan a pasear para conocer la simbiosis que se ha creado entre los aires coloniales de las viejas mansiones y las singulares pinceladas indígenas.
Con las montañas como escolta
Y por la sabana, con la siempre sempiterna cadena montañosa escoltándonos a lo lejos y las suaves elevaciones de la meseta, regresamos hacia la capital.Colombia atraviesa desde hace varias décadas una complicada y cruda situación, pero en esta ocasión hemos querido mostrar algunos de los sugestivos y diversos enclaves que contiene un país lleno de gente amable y encantadora que tan sólo desea la paz.

La «Atenas» de América
Siempre que se habla de Colombia es automáticamente convertida en sinónimo de violencia y muerte y… razones no faltan. Pero cuando la despojamos de la desfavorable prensa que tan mala fama le da, su herencia histórica y cultural nos permite descubrir otras facetas que conforman su perfil. Cuando el padre de la geografía moderna, el explorador Alexander von Humboldt (siglo XVIII-XIX), bautizó a Bogotá con el nombre de la «Atenas de América», no se refirió a su semblanza física, sino a la impresión positiva que le causó el elevado nivel cultural que poseía la ciudad. Científicos, artistas y políticos se dieron cita en una capital que vio levantar el primer observatorio astronómico de «Las Américas».
La Candelaria, su centro histórico, se ha convertido en uno de los cascos históricos coloniales más bellos y mejor conservados de América.
Pasear entre sus casas coloniales con ventanas enrejadas y techos de tejas rojas, sus elegantes portones tallados y sus calles adoquinadas a través de las cuales alcanzamos universidades, teatros y bibliotecas, son valores añadidos a una ciudad que goza de una merecida reputación mundial en el ámbito académico hispanoparlante.

Todoterreno sobre dos ruedas
Nunca existen obstáculos si el entusiasmo y el coraje por superarlos acompañan toda empresa que nos propongamos. En Colombia, pese a las terribles dificultades por las que siguen pasando, el ciclismo es una disciplina que ha causado y causa furor. Todo empezó en los años 50, cuando se materializó una idea que comenzó a gestarse en los 40. La Vuelta Ciclista a Colombia tuvo su pistoletazo de salida en 1951, pero sería en la década de los 60 cuando llegó su Época Dorada y el ciclismo se consolidó como el deporte más popular en el país.
Los intrépidos «escarabajos», como se llama a los ciclistas colombianos por su destreza para superar las etapas de montaña, fueron redescubiertos para los aficionados europeos en la década de los 80. La década de los 90, en la que Induráin y Armstrong se llevaron todas las glorias, dejó a los «escarabajos» de capa caída, pero ha sido con la entrada del siglo XXI cuando Santiago Botero se ha convertido en el máximo exponente del ciclismo colombiano en el mundo, y a su estela ya ha aparecido otra figura prometedora, Juan Mauricio Soler.
Con estos antecedentes, no es de extrañar que Bogotá sea la ciudad latinoamericana que cuenta con la red mas completa de ciclo-rutas. De sur a norte como desde los cerros hasta el Río Bogotá, la capital está surcada de caminos exclusivos para bicicletas.
En la zona oriental de la Plaza de Bolívar de Bogotá se levanta la impresionante Catedral Primada desde hace casi 200 añosEn los alrededores de Bogotá existen pequeños pueblos que todavía conservan su arquitectura tradicional colonial.Los Cerros de Monserrate (3.152 metros) y de Guadalupe (3.317 metros, al fondo en la foto) son los centinelas de la ciudad de Bogotá, la capital de Colombia.El aspecto cultural e indígena de los alrededores de la capital no está reñido con la vertiente aventurera; sus montañas permiten curiosas excursiones a través de sus pistas.
La señalización recuerda la fragilidad de los practicantes del ciclismo, deporte estrella en Colombia, con muchas rutas habilitadas para su práctica.La Vieja Guatavita, sumergida bajo las aguas del embalse (imagen inferior), fue la semilla de La Nueva Guatavita, levantada en 1964 respetando su antiguo aspecto de casitas blancas con techos de teja.

La catedral de las sombras
A sólo 50 kilómetros de la capital colombina, en la ciudad de Zipaquirá, se han dado cita en las entrañas de la tierra la naturaleza, el arte y la religión de una forma muy singular. Sus minas de sal, que en la época precolombina los indios muiscas ya explotaban, son el escenario de la construcción subterránea de la denominada «catedral de sal», inaugurada en el año 1954.
Se inició con una pequeña capilla troglodita ante la devoción que los mineros mostraban antes de iniciar su arriesgado trabajo. La catedral, situada en el segundo nivel de los cuatro que comprendía, contaba con 120 metros de longitud y 20 de altura, y podía albergar hasta 8.000 personas. Pero en 1990 tuvo que ser clausurada por el riesgo que suponía debido a su deterioro.
Fue en 1995 cuando la nueva catedral se abrió de nuevo al público a 60 metros por debajo de la antigua.
Un diseño que comprende el Vía Crucis, un dédalo de galerías con numerosos altares tallados, la cúpula con sus rampas y capillas desde donde se observa una inmensa cruz y las naves de la catedral. Todo ello con efectos de luz que no deja indiferente a nadie. Esta inmensa obra, con capacidad para 10.000 personas, ha sido denominada joya arquitectónica de la modernidad y en 2007, en un concurso creado para elegir las siete maravillas de Colombia, salió distinguida con el primer puesto.
Las tradiciones de los indios muiscas se han recreado en un museo al aire libre en las inmediaciones de la Laguna de Guatavita. Los alrededores de Bogotá nos deleitan con naturaleza similar a la europea, pero la fauna de sus granjas nos hacen sentir en tierras lejanas.
Los mineros fueron el motor económico de Zipaquirá, una de las ciudades más antiguas de Colombia. De sus picos nació una insólita catedral de sal a más de 180 metros de profundidad (imagen de arriba) y de su riqueza la señorial catedral de su Plaza Central (imagen de abajo).
Las calles del atractivo casco antiguo de Bogotá conservan sus históricos y peculiares nombres, difíciles de olvidar.La afición al 4×4 en Colombia ha generado muchos clubes y lleva a sus dueños a cuidar.
Gonzalo Jiménez de Quesada creó la ciudad de Bogotá en 1538 sobre los restos de un antiguo lago. Después de 470 años, la capital cuenta con más de seis millones y medio de personas y un entramado de cuadrícula que se pierde en el horizonte.
Colombia es un país repleto de ríos, lagos, lagunas, aguas subterráneas y embalses donde se suele practicar deportes acuáticos.

La leyenda de «El Dorado»
Se especula con la idea de que Miguel de Cervantes se inspiró en el conquistador y explorador Gonzalo Jiménez de Quesada (fundador de Bogotá) para crear su inolvidable y desquiciado hidalgo Don Quijote.
Quesada se dejó seducir por las atractivas leyendas que los indios muiscas contaban sobre El Dorado y emprendió su búsqueda con un final tan desastroso como las expediciones que le sucedieron. En la laguna de Guatavita, a sólo 80 kilómetros de Bogotá, se encuentra el escenario donde se recrea la leyenda de El Dorado.
Se cuenta que el cacique de Guatavita, de la tribu chibcha, montó en cólera cuando descubrió el engaño de su joven esposa con uno de sus guerreros. El desprecio de su marido, unido a la muerte brutal de su amante, la forzaron a arrojarse a la laguna con su pequeña hija.
El cacique, arrepentido por la muerte de su esposa, inició desde ese momento un rito que acabó perpetuándose. Periódicamente, sobre una barcaza el cacique se arrojaba en medio de la laguna cubierto de polvo de oro al tiempo que los sacerdotes o caciques más destacados arrojaban joyas de oro y esmeraldas para que su esposa rogara a los dioses por la prosperidad de su pueblo.
Este rito acabó convirtiéndose en un mito que despertó la ambición de los conquistadores españoles y así emprendieron una serie de expediciones con finales realmente catastróficos e infructuosos.
Los temas y el arte indígena destacan en muchos lugares públicos en homenaje a sus raíces más ancestrales.»Enciende la vida. Apaga la pólvora», el mensaje de paz que se puede leer en La Candelaria, el barrio más antiguo y hermoso de Bogotá, y que refleja la voluntad de un pueblo.
Datos útiles
POBLACIÓN/44.500.000 (España, 44 millones).
SUPERFICIE/1.141.748 km2 (España, 504.782 km2).
DENSIDAD DE POBLACIÓN/43 hab./km2 (España, 89 hab./km2).
POBLACIÓN/El 58% es mestiza (blanca e india); 20% blanca; 14% mulata (blanca y negra); 4% negra; 3% zambo (negro e indio);1% indígena.
CLIMATOLOGÍA/Clima tropical. La mejor época para realizar una visita es la seca (entre diciembre y abril). La temperatura depende de la altitud, cada 1.000 metros desciende 6º.
LENGUAS OFICIALES/Español. Hay otras no oficiales, como el chibcha y el guajiro, así como unas 90 lenguas indígenas más.
RELIGIÓN/Católicos más del 95%.
MONEDA/1 euro = 2.750 pesos. Cambiar dinero sólo en bancos y oficinas de cambio, evitar hacerlo en la calle.
HORARIO/Seis horas por detrás de España.
SALUD/Ninguna vacuna es requerida. Si se viaja a la selva: profilaxis contra la malaria, vacuna fiebre amarilla, tétanos, fiebres tifoideas y hepatitis. Tomar siempre agua embotellada.
VISADO/No se necesita. Hay tasa de salida del país, cuya cantidad varía de forma periódica a criterio de las autoridades.
ALQUILER DE 4X4/Sólo se necesita el carné de conducir. La franquicia, que no cubre el seguro, suele rondar los 2.500 US$.
PRECIO DEL COMBUSTIBLE/Gasolina: 8.890 pesos/galón; gasóleo: 0’54e/litro.
ESTADO DE LAS CARRETERAS/Las que unen la capital con las localidades cercanas son buenas, aunque en las zonas montañosas son sinuosas y estrechas.
SEGURIDAD/Mínima; es un país de alto riesgo. Evitar conducir de noche y los taxis ilegales, que pueden desembocar en robos o secuestros. Evitar también zonas rurales, de montaña y los llanos orientales. Lo más aconsejable es ceñirse a las zonas turísticas. Conviene no llevar objetos de valor a la vista y portar sólo pequeñas cantidades de dinero.
ELECTRICIDAD/110 v.
ALOJAMIENTO/De todas las categorías. Evitar la acampada libre.
GASTRONOMÍA/Ingredientes principales: cerdo, patatas, frijoles, maíz, pollo, arroz y sopas. Ajiaco, sopa de pollo y patatas típica de Bogotá. Bandeja Paisa: frijoles, huevo, carne, arroz, plátano, chorizo, chicharrón, patatas y «hogao» (aderezo de tomate y cebolla). Patacón con todo: plátano verde frito con carnes y quesos variados.
COMPRAS/Café, flores, joyas como la esmeralda y réplicas precolombinas, artesanía como hamacas, sombreros voltiados, bordados, artículos de madera pintados a mano, mochilas, cestos y artículos de cuero en general.
CARTOGRAFÍA/Mapa de Colombia ITBM, escala 1:2.000.000. Mapa de Colombia Reise Know-How, escala 1:1.400.000. Mapa IGN, escala 1:1.500.000.
BIBLIOGRAFÍA/»Colombia» Guía Azul, Ed. Gaesa. «Bogotá, Vive y Descubre», Ed. Everest.
Ruta 4×4
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