Ruta entre Riaza y Ayllón por los pueblos de colores

Pedro Madera
Pedro Madera

Realizamos un recorrido alternativo entre Riaza y Ayllón, descubriendo los encantos de los pueblos de colores: rojos, negros, amarillos...


El otoño es el momento perfecto. Hay que marcarlo en el mapa, pero merece la pena. La Sierra de Ayllón es un secreto que sale de los pueblos de referencia para esconderse en sus ríos, valles y bosques. Riaza y Ayllón son dos poblaciones llenas de encanto separadas apenas por 18 kilómetros que se recorren fácilmente por la N-110. Esta ruta por carreteras secundarias permite descubrir una zona que vivió muy aislada durante siglos lo que le ha permitido conservar un carácter único.

En Riaza todos los caminos conducen a la Plaza Mayor, irregular y atractiva con sus soportales de genuino carácter castellano. Por un costado del edificio del Ayuntamiento se llega enseguida a la iglesia de Nuestra Señora del Manto, tan robusta como airosa, que guarda un Museo de Arte Sacro. Hay que caminar por los alrededores admirando las recias casonas solariegas, blasonadas y de porte serrano.

Riaza

A derecha e izquierda las carreteras se vuelven más estrechas. Desde Riaza se alcanza fácilmente la estación de esquí de La Pinilla y el desvío a Riofrío de Riaza, donde destaca su solitaria iglesia que se recorta contra el perfil de las montañas. Una carretera poco transitada conduce hacia el puerto de la Quesera (1.710 m.) en cuyos alrededores se puede explorar el hayedo de La Pedrosa, considerado el más meridional de Castilla y León. Un santuario para ciclistas aficionados a los retos.

Ruta por las hoces del río Riaza

De regreso a Riaza se toma el desvío hacia la ermita de Hontanares, solitaria entre los robledales, y se inicia una ruta por los pueblos rojos. Alquité, Martín Muñoz de Ayllón, Becerril, Villacorta y Madriguera son algunos ejemplos de esta arquitectura local en la que la arcilla define el color de los muros de casas e iglesias. El color marca la imagen de estos pueblos. Enseguida cambia la imagen de estas poblaciones y llegamos a una serie de pueblos oscuros, casi negros, de arquitectura de pizarra. El Muyo, Serracín y El Negredo son lugares para detenerse y disfrutar del silencio.

El Negredo, iglesia de Santa María del Valle.

La oferta natural es generosa y el agua marca las estaciones. El río Aguisejo es el guía de la segunda parte de la ruta. Primero hay que llegar hasta el final del valle, a Grado del Pico, un pueblo que parece posado sobre la propia naturaleza. Las rocas parecen esculturas, los arboles guerreros y el final de valle el paisaje se enmarca entre el arco iris los días de tormenta. Un escenario mágico que no todos conocen.

Siguiendo el río Aguisejo se pasa por Santibáñez de Ayllón, Estebanvela y Francos de camino a Ayllón, pueblos tranquilos en donde casi siempre hay una iglesia austera de trazas románicas que forman un buen conjunto con los altos árboles de ribera que flanquean el cauce del río.

Ayllón, plaza del Ayuntamiento.

Y se llega a Ayllón, una de las poblaciones con más historia de la provincia de Segovia, lo que es mucho decir. Los arqueólogos han encontrado restos de un poblado neolítico y se sabe que aquí se han instalado arévacos, visigodos y árabes antes de que alcanzara la gloria como villa perteneciente al señorío de Don Álvaro de Luna, uno de los nobles castellanos más poderosos del siglo XV. Por algo es uno de los pueblos más bonitos de España. Eso se siente en un primer paseo por su plaza. Un buen almuerzo en El Parral de Ayllon lo convierten en una deliciosa ruta gastronómica.

Mapa de la ruta

Un triángulo con Ayllón, Riaza y El Grado del Pico. Maravilloso recorrido desde Riaza con pueblos negros, rojos y amarillos. Pueblos como Villacorta, El Negredo, Alquité, o Santibañez de Ayllón son perfectos para una parada. Recorridos perfectos para motos en las carreteras SG V- 1111 y la SG V1113.