¿Es recomendable saltarse marchas al cambiar en una caja manual?

Lo normal es que, cuando uno cambia de marcha, lo haga de una en una. ¿Tiene sentido hacerlo de dos en dos… o de tres en tres?

Inserto la primera velocidad. Acelero, suelto poco a poco el pedal del embrague e inicio la marcha. El motor sube de revoluciones. Vuelvo a pisar el embrague e inserto segunda. Repito la operación, y engrano la tercera relación. Y así todo el rato.

Pero, ¿qué ocurre si me salto alguna marcha, ya sea al subir de marcha o al reducir? Pues, como diría un buen gallego, depende. Pero, sin duda, no siempre es una mala idea, si bien para hacerlo hay que tener un mínimo de nociones para saber aprovechar las ventajas que esto nos pueda aportar en un momento determinado.

Por ejemplo, a la hora de subir de marchas, pasar por ejemplo de primera a tercera podría parecer una locura y que no nos va a aportar nada. Pero si, por ejemplo, iniciamos la marcha cuesta abajo, es posible apurar un poquito más la primera velocidad y pasar a tercera directamente. Esto nos evitará utilizar una vez extra el embrague al ahorrarnos el hecho de tener que pasar por la segunda, y también nos puede permitir un ahorro de consumo pese a que hayamos tenido que apurar un poquito más la primera.

Hacer eso mismo en una cuesta arriba no tiene sentido ninguno. Incluso llaneando puede no tener sentido si nuestro coche es pesado y no tienen una respuesta especialmente briosa a bajo régimen, algo que nos obligará a forzar la mecánica de forma absurda y, encima, acabaremos consumiendo más de la cuenta.

A la hora de pasar por ejemplo de cuarta a sexta, nos encontramos en una situación parecida, si bien es cierto que el hecho de ir ya lanzados nos puede permitir esa inercia para que el resultado sea aún más positivo: no forzaremos tanto la mecánica y sí podemos ahorrar un mínimo de consumo.

Ahora bien, ¿de verdad se ahorra tanto carburante? Lo cierto es que, efectivamente, es posible ahorrar algunos mililitros en este tipo de acciones, pero en la práctica la diferencia va a ser mínima salvo que vayamos practicando todo tipo de trucos de conducción ecológica. Por eso mismo, la ventaja no es especialmente notable.

Otra cosa es que optemos por esta técnica a la hora de reducir, ya sea a la hora de frenar o bien para conseguir una mejor respuesta para, por ejemplo, afrontar un adelantamiento.

Si nos vamos a detener por completo, reducir las marchas de dos en dos, y con el motor muy bajo de revoluciones, puede ser más que suficiente para detenernos con seguridad, siempre y cuando estemos acostumbrados a manejar con soltura el cambio de marchas. De lo contrario, es mejor frenar como siempre lo hayamos hecho pues los experimentos es mejor dejarlos para hacerlos con gaseosa…

En cuanto a los adelantamientos, el hecho de poder bajar directamente de quinta a tercera, nos permitirá iniciar el adelantamiento con mayor agilidad. Ahora bien, de nuevo, debemos tener la destreza suficiente con el cambio para hacerlo sin dudar y sin tener que pensarlo, y también es importante que lo hagamos sabiendo que el hecho de insertar por ejemplo la tercera nos va a servir para obtener la máxima aceleración de forma prolongada.

Por ejemplo, que nos permite colocar el motor a 4.000 rpm, algo que nos dejaría por ejemplo unas 2.000 rpm de margen de aceleración en un coche de gasolina que entregue su potencia máxima a las 6.000 rpm. En ese mismo coche, reducir de cuarta a segunda para dejar el motor a 5.800 rpm, no tendría ningún sentido, pues el motor dejaría de empujar con tanto brío al superar esas 6.000 rpm.

Síguenos en nuestras redes X, Facebook, TikTok e Instagram, o en nuestro canal de YouTube donde te ofrecemos contenidos exclusivos. Y si te apuntas a nuestra Newsletter recibirás las noticias más destacadas del motor. 

Etiquetas:
Scroll al inicio