El nuevo León TDI, equipado con la mecánica de 150 CV, es el mejor ejemplo de que un diesel también puede ser deportivo. Además, es un aviso de que los GTI de gasolina tienen las horas contadas, porque ¿a quién no le interesa correr más y gastar menos?
La historia de los motores TDI de Audi y Volkswagen es sorprendente. Todo empezó con un “sencillo” motor de tan sólo 1,9 litros y 90 CV cuya principal virtud era que hacía olvidarse de las gasolineras durante unos cuantos días. Quién iba a imaginar que aquella ahorrativa mecánica se terminaría convirtiendo en un corazón capaz de dar vida a un deportivo como el León protagonista de nuestra prueba.
Por dentro y por fuera
Y no es gratuíta la calificación de “deportivo”. No hay más que observarlo por fuera para comprobar que estamos delante de un coche de los “gordos”. Eso sí, sin caer en lo exagerado. Las llantas, en color gris y de 16 pulgadas sobre neumáticos de 205 mm de ancho unidas a un alerón sobre la luneta trasera le dan un aspecto rácing y elegante. Por lo demás, el León es como el resto de las versiones inferiores de la gama: tiene una parte delantera muy atractiva y una trasera algo pesada por diseño, quizá con demasiada chapa.
Una vez dentro toda la atención se la llevan los asientos de diseño deportivo. El resto no varía mucho, por lo que se echa de menos algún detalle que nos hiciera sentir al volante de un coche especial, pero lo que predominan son los tonos oscuros y un diseño práctico. Aunque todo eso se olvida cuando comprobamos que el puesto de conducción nos sienta como un guante -aunque no estaría de mal que las butacas recogieran la espalda un poquito mejor-, y apenas necesitamos tiempo para acostumbrarnos a él. El espacio de que dispone este Seat para quienes viajen dentro se puede calificar de correcto, aunque con algún pero. Las plazas delanteras, como en la práctica totalidad de los vehículos, no suponen ninguna pega. El problema lo tienen quienes viajen detrás, porque el espacio para las piernas es justo -sobre todo teniendo en cuenta que ya hablamos de un coche que mide 4,18 metros de largo- y el hueco para las cabezas es escaso en cuanto los ocupantes superen la media de altura del español medio. No es que sea un interior angosto, lo único es que podría estar mejor aprovechado. Es el principal inconveniente del León de puertas adentro, porque los asientos son ‘duritos’ y cómodos, el nivel de ruido está muy contenido y el equipamiento es muy amplio -con elementos como los elevalunas en las cuatro puertas o el climatizador, que vienen incluidos en el precio de serie-. En cuanto al maletero, los 340 litros tampoco son demasiados, aunque tenemos la ventaja de que los asientos traseros son abatibles -de serie-, lo que unido al amplio portón posterior aumenta de forma importante su practicidad.
Cómo va
Mucho se ha hablado de las virtudes de las distintos evoluciones de los motores TDI. Este no iba a ser menos. Tras arrancar, los primeros giros del motor en parado no entusiasman: el ruido es el de un diesel de toda la vida. Pero pocos segundos después, justo cuando el coche empieza a moverse, disminuye muchísimo el sonido. Lo que más percibirán nuestros oídos será el silbido del turbo cuando aceleramos. Y hablando de acelerar, esta versión del TDI es increíble. Sin necesidad de apurar mucho las marchas -sólo hasta unas 3.000 rpm- notamos que el empuje es tremendo. Es una sensación de fuerza de las que nos hacen pensar en todo momento que vamos sobrados. Es sorprendente lo poco que le cuesta alcanzar y mantener -incluso cuesta arriba- velocidades muy elevadas. A esta mecánica se le ha acoplado una caja de seis velocidades con un manejo muy bueno. Quizá para insertar la sexta hay que “hilar” un poco más fino para no meter cuarta. En cualquiera de las marchas más largas, la respuesta es muy buena. El no tener que estar reduciendo constantemente en cuanto perdemos velocidad, sirve para que la conducción se vuelva mucho más relajada.
Los consumos vuelven a sorprender, sobre todo circulando a velocidades legales. Uno de los motivos: en sexta velocidad, rodando a 120 km/h, el motor ronronea apenas a 2.000 vueltas. También sorprende la actitud del León sobre la carretera. Esto significa que no resulta extremadamente ágil cuando nos adentramos en carreteras con curvas “de las de verdad”, se nota que la mayor parte del peso del coche recae en la parte delantera. Por el contrario es tan sencillo de conducir y tan fácil de llevar -gracias, entre otras cosas, a una dirección muy firme que nos permite “sentir” el vehículo a cualquier velocidad- que pronto nos encontraremos yendo realmente rápido, principalmente por autovía y autopista, en medio de una calma absoluta. Este buen panorama se debe a que, para esta versión, se ha elegido el acabado Sport, lo que significa que, respecto a versiones menos potentes, este TDI de 150 CV tiene una amortiguación más firme. El resultado está plenamente conseguido, porque no sólo sigue siendo cómodo, sino que se controlan mejor los movimientos de la carrocería. Por si nos queda alguna duda, opcionalmente -85.000 pta- puede equipar control de estabilidad (ESP). Otro aspecto sorprendente de este Leon son sus frenos. Se detiene rápidamente incluso desde velocidades muy elevadas, aguantan el trato duro sin problemas y son muy fáciles de dosificar. ¿Se aproxima el fin de los GTI de gasolina? A la vista de lo que odrece el León, no sería muy descabellado. Además, su precio es razonable para lo que ofrece.
Veredicto
No es precisamente un coche pensado para una familia numerosa -tampoco lo pretende-, ni por espacio ni por maletero. El acabado y el equipamiento están a la altura del precio final. Los GTI -aunque algunos ahora se llamen TDI- ya no son lo que eran. Son más cómodos, sencillos de conducir y cuidan mucho más al conductor y los ocupantes. Viajar a bordo de estos coches es un placer. El apartado dinámico es sobresaliente. El motor se lleva todo el protagonismo, aunque está bien respaldado por el resto de los apartados mecánicos. Y con las seis marchas se le saca todo el jugo. La mayoría de los TDI tienen una pega: no son ninguna ganga. El León es caro, pero vale lo que cuesta. Eso sí, respecto a un Volkswagen Golf o un Audi A3 se deprecia con mayor rapidez.
Ficha técnica y gama
Lo que otros no te cuentanUn Seat, sin duda. Seat ha conseguido en el León -y en el resto de sus modelos- crear una imagen de marca, es decir, que con sólo echar un vistazo sepamos que estamos ante un coche de la marca española. Algunas de sus señas de identidad son los faros de poca altura, la maciza trasera o el logo de la marca en el morro, flanqueado por las tomas de aire. Una interesante mezcla. En algunos mercados europeos, aunque de momento no en España, se ofrece una combinación de lo más interesante: el León con el motor TDI de 150 CV unido al acabado Cupra y con el sistema de tracción total. Una combinación de lo más interesante que rondaría los 4 millones de pesetas… Rivales VW GOLF, EL MITO
 Precio: 4.000.000 pesetas
Potencia: 150 CV
Velocidad máxima: 215 km/h
Consumo: 5,3 l/100 km
Tamaño: 414 x 173 x 144 cm
Maletero: 330 litros
Lleva 25 años en el candelero, pero todavía es la referencia por comportamiento. Quizá no es el más bonito, pero sí el más deseado.
AUDI A3, EL ELEGANTE
 Precio: 4.105.000 pesetas
Potencia: 130 CV
Velocidad máxima: 205 km/h
Consumo: 5,1 l/100 km
Tamaño: 415 x 174 x 143 cm
Maletero: 350 litros
Un atleta muy apuesto que destaca por unos acabados de lujo, un aspecto renovado y la posibilidad de escoger una versión con tracción total.
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