Seat Toledo 2.0 TDI Sport-Up

Ahora, 13 años después, el Toledo pretende volver a -romper-  con la imagen que todos tenemos de un Seat, lanzando una berlina… con forma de monovolumen. ¿Cuál ha sido el motivo de tan radical cambio? Pues que, según los responsables de Seat, cada vez más familias se decantan por un monoespacio en detrimento de los clásicos -tres volúmenes- – es decir, modelos como el Peugeot 407, el VW Passat…-. Además, crecer -a lo alto- también beneficia al nuevo Toledo en un punto clave como el del espacio interior.
Otro aspecto evidente es que este coche es prácticamente un -clon- del monovolumen Altea: aparte de un diseño muy similar, los dos comparten el mismo chasis -que asegura un excelente comportamiento-, una gama de motores idéntica -con correctos motores gasolina y unos brillantes TDI-… y un interior que no ofrece un acabado mejor que el de anteriores modelos de la marca.
¿Cuál será la reacción del público? Sólo hay un precedente de algo parecido: el Renault Vel Satis… y no ha tenido éxito.

Por dentro y por fuera

El nuevo Toledo también ha variado por completo su interior. Hemos analizado seis apartados para comprobar hasta qué punto estos cambios suponen una mejora de verdad.
Presentación: El aspecto interior ha ganado muchos enteros, gracias al empleo de un salpicadero de diseño más moderno. Su ajuste es bueno, pero abusa demasiado de los plásticos duros.
Antes: Diseño sobrio y acabados bastante buenos.
Ahora: Mayor atractivo, calidad estancada.
Insonorización: El motor turbodiesel no se hace notar mucho en el interior… algo que sí sucede con los retrovisores que, a partir de 120 km/h, generan un ruido aerodinámico bastante molesto.
Antes: El motor se escuchaba con claridad.
Ahora: Se perciben los silbidos del aire.
Comodidad: Tanto la amortiguación -incluso en este acabado deportivo Sport-up-, como los asientos, son muy confortables, aunque la butaca del conductor resulta ligeramente estrecha.
Antes: Era cómodo para conductor y pasajero.
Ahora: Confortable, pero menos que el anterior.
Postura de conducción: Es más elevada que la de un turismo -convencional- y es fácil conseguir una buena postura de conducción, gracias a los múltiples reglajes del volante -en altura y profundidad- y del asiento -en altura de serie-.
Antes: Postura a los mandos cómoda y natural.
Ahora: Más elevada;-se mejora la visibilidad.
Habitabilidad: En el nuevo Toledo, cinco adultos viajan más cómodos. En las plazas traseras se han ganado nueve cm en espacio para las piernas, 12 en altura y otros dos en anchura.
Antes: El espacio interior era sólo correcto.
Ahora: Los pasajeros de atrás viajarán mejor.
Equipamiento: Ahora es más completo: de serie, todos llevan radio-CD, aire acondicionado, seis airbags, control de tracción… y opciones como el sistema Bluetooth con lector de MP3.

Cómo va

El Toledo destaca por tener un comportamiento excelente, incluso mejor que el del anterior modelo.
Motor: Si comparamos el 2.0 TDI con el anterior 1.9 TDI de 130, el nuevo ha perdido algo de empuje y gasta un poquito más, pero es más progresivo y suave en su funcionamiento.
Antes: Gasto bajo y altas prestaciones.
Ahora: Su rendimiento es casi igual de bueno y contamina menos.
Estabilidad: A pesar de su altura, es más eficaz en curva, manteniendo la sencillez de conducción del anterior Toledo. Los tarados escogidos para la suspensión son muy acertados: el Toledo es estable sin dejar de ser cómodo.
Antes: Suspensión ligeramente blanda.
Ahora: Más ágil, un poco menos cómodo.
Frenos y dirección: Los frenos gozan de un buen tacto y potencia suficiente; la dirección electromecánica cuenta con la dureza y precisión adecuadas.
Antes: Ambos brillaban a gran altura.
Ahora: La ganancia es mínima.
Cajas de cambio: El 2.0 TDI incluye de serie un cambio manual de seis velocidades, con un manejo correcto y desarrollos adecuados. Frente al anterior modelo, ahora puede equipar un cambio automático-secuencial DSG -unos 1.400e aprox., que es de lo mejor del mercado.

Veredicto

Ficha técnica y gama

Lo que otros no te cuentan

¿Mejor el nuevo que el viejo? Apesar de las apariencias, el nuevo Toledo no es mucho más largo que su antecesor: de hecho, su longitud es sólo un centímetro mayor 4,45 m frente a 4,44-. Lo que sí varía notablemente es la altura, que se incrementa de 1,44 m del Toledo de 1998 a 1,57 m de su sucesor; ¿resultado? Un mejor acceso al interior. Como contrapartida, el -formato- monovolumen perjudica ligeramente al Toledo de última generación, pues su Cx es de 0,32 frente al 0,31 de su predecesor, lo que se traduce en un ligero incremento del consumo, a velocidades contenidas.

501 litros, ¡aunque sea a presión! El Toledo, como el Altea, tiene un maletero con doble fondo para alojar pequeños objetos, así como una bandeja con dos huecos donde se acoplan los triángulos de emergencia. Esta última solución es práctica, pero hay otras -como las redes de sujeción que lleva un Skoda Octavia- igual de válidas.

¿Toledo o Altea? Son iguales… o casi: sólo el portón -abombado- del Toledo les diferencia. Gracias a él, su maletero ofrece 91 litros más de capacidad.
El Altea es 17 cm más corto y tiene la misma altura, pero da la sensación de que el Toledo es mucho mayor debido a que el techo se ha prolongado por la nueva forma del porton. El Toledo es unos 800- más caro, pero está mejor equipado y es algo más epacioso.

Rivales

Comportamiento, motor, precio.

Calidad de algunos plásticos.

Amplitud, maletero, hasta siete plazas.

Precio elevado, interior anodino.

Equilibrio general, prestaciones.

Menos práctico que sus rivales.

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