La moda de los SUV en los últimos años, indudablemente, ha debido ser una de las causas; pero el hecho es que, en los últimos 20 años, la demanda de vehículos 4x4 ha pasado del 2,7% en 1997 al 13% en 2017. Y la gama de Seat también ha evolucionado en consecuencia: de los primeros experimentos en los años 80, con dos Panda, y pasando por vehículos de competición como el Ibiza bimotor, el Seat Marathon –diseñado para raids y bajas- y los Seat Ibiza WRC, en el año 2000, la marca de Martorell lanzó su primer vehículo de serie con tracción total: el Seat León 4, disponible con motor 1.9 TDI de 150 CV, 1.8 T gasolina de 180 CV y VR6 Cupra gasolina de 206 CV. Años después llegarían los Alhambra e, incluso, las versiones Freetrack de los Altea XL.
Hoy día, la tecnología 4x4 está más presente que nunca en la gama del fabricante español. Así, la ofrece en su SUV Ateca –en sus versiones 1.4 TSI 150 CV con cambio manual y automático DSG, 2.0 TDI 150 CV con cambio manual y 2.0 TDI 190 CV con cambio DSG-, en el familiar campero León ST X-Perience –en sus versiones 2.0 TDI 150 CV con cambio manual, 2.0 TDI 184 CV y 1.8 T gasolina 180 CV con cambio DSG-, en el familiar deportivo Seat León ST Cupra –de 300 CV y caja DSG-, así como en la versión 2.0 TDI 150 CV con cambio manual del monovolumen Alhambra. Y lo hace con el sistema 4Drive, un embrague multidisco Haldex de con accionamiento hidráulico y control electrónico que se conecta automáticamente y que puede llegar a repartir el par al 50% entre el eje delantero y el trasero. Además, esta tracción se ayuda de la función EDS de bloqueo electrónico del diferencial delantero y trasero, que bloquea la rueda que desliza respecto al lado contrario.
Para demostrar el potencial de este sistema montado en sus vehículos, Seat nos llevó al Tirol austríaco, donde había preparado varias actividades con los modelos León ST X-Perience, Ateca y León Cupra ST.
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Con el primer vehículo –que, frente al León ST convencional, ofrece una suspensión sobreelevada en 27 mm; para un total de 172 mm- pudimos conducir por pistas forestales repletas de nieve –los tadules a ambos lados del camino superaban en ocasiones los 1,5 m de altura-. La conducción del modelo se mostró eficaz y natural en todo momento –el conductor apenas notaba al volante ligeras pérdidas de motricidad- y, salvo en algunas ocasiones en las que incluso un Ateca pasaba por dificultades para avanzar, la prueba demostró la capacidad fuera de asfalto de estos vehículos.
Más específico fue el ejercicio a los mandos de los Seat Ateca 4Drive, que ofrecen una altura libre al suelo de 189 mm. Con ellos, pudimos probar el sistema de descenso automático HDC –Hill descent control- que, en los modelos con tracción 4x4, se activa automáticamente cuando el conductor elige, en el selector de modos de conducción, la opción Off-Road. Con éste activado, el coche afronta las más empinadas y resbaladizas pendientes sin mayor preocupación, ya que adopta automáticamente –y a no ser que el conductor toque el freno o el acelerador-, una velocidad cercana a los 5 km/h. Además, también pudimos comprobar como el sistema Hill Hold de los Ateca permite que, en pendientes cuesta arriba, el coche mantega su posición sin caer hacia atrás, facilitando el avance en condiciones muy complicadas.
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