Con la llegada del frío en estos meses del año, la reacción lógica es aumentar el consumo de calefacción para combatir el descenso de las temperaturas, lo que conlleva un encarecimiento de la factura de la luz y el gas. Sin embargo, con una serie de cambios en los hábitos de consumo es fácil conseguir un ahorro considerable en las facturas de luz y gas sin pasar frío.
Según Facua-Consumidores en acción y la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) siguiendo una serie de consejos puedes llegar a ahorrar al cabo del año por encima de los 700 euros en la factura de la luz y el gas.
En primer lugar, se recomienda fijar una temperatura razonable en la calefacción: para que una habitación esté confortable, la temperatura no tiene que ser superior a 20ºC. Por cada grado que se baje la temperatura, las organizaciones de consumidores calculan un ahorro de energía de entre el 7 y 8 por ciento. Además, para hacer más eficiente el gasto de energía, de noche, es recomendable bajar el termostato de 20º C a 16º C. Con ello se puede conseguir un ahorro del 13% en la factura de la calefacción.
Haz un consumo de energía inteligente
Si se enciende la calefacción, las organizaciones de consumo recomiendan cerrar todas las puertas y ventanas para concentrar mejor el calor por habitaciones. Es más sencillo calentar una habitación con la puerta cerrada que abierta, donde el calor se expande y no alcanza un nivel de concentración óptimo. Además, no es conveniente colocar ningún objeto cerca de los radiadores, como adornos o muebles, que dificulten la transmisión del aire caliente.
La elección del sistema de calefacción, vital
Instalar una caldera de gas siempre resulta más económico que apostar por una de gasóleo o eléctrica, especialmente si es de condensación. La OCU calcula que una decisión equivocada puede suponer un sobrecoste de más de 650 euros al año. Además, elijas el sistema que elijas, el mantenimiento de estos equipos de calefacción resulta fundamental, pues un equipo defectuoso suele consumir más.
Adapta tu calefacción a tus necesidades
Si tu vivienda cuenta con un suministro de gas canalizado, instala una caldera de condensación, que es un 18% más eficiente que una caldera tradicional.
Si no cuentas con gas natural, en un piso de menos de 100 m2, en una zona templada, bastará con instalar una calefacción de apoyo: una combinación de radiadores o convectores eléctricos para la calefacción y un termo eléctrico para el agua caliente sanitaria. Si el piso está situado en una zona fría, lo más recomendable es instalar un sistema de acumuladores eléctricos para la calefacción (con tarifa de discriminación horaria) y un termo eléctrico para el agua caliente sanitaria.
En el caso de una vivienda grande en una zona templada, las organizaciones de consumo recomiendan instalar una caldera mixta de gas propano, en botella, para la calefacción y el agua caliente, con sus correspondientes radiadores. O bien un sistema eléctrico de convectores, además de un termo eléctrico para el agua caliente. Para una zona fría, entonces es preferible optar por una bomba de calor eléctrica (también sirve en verano para el aire acondicionado) y un termo para el agua caliente.
Revisa la potencia de tu calefacción
Si tu calefacción es eléctrica, lo recomendable es revisar cuánta potencia has contratado y reflexionar sobre si se puede hacer un consumo más eficiente realizando un pequeño esfuerzo para hacer un uso lo más racional del equipamiento eléctrico. Cambiar la potencia cuesta unos 10 euros y puede suponer un ahorro de 30 euros al año, para un hogar medio con consumo de 4000 kWh, que pase de una potencia contratada de 5.75 a 4.6 kWh.