Un neumático está formado por tantos materiales que su reciclaje permite elaborar multitud de productos. En Signus son especialistas en ello.
Si volvemos la vista atrás y pensamos qué se hacía, o mejor dicho, qué no se hacía con los neumáticos al final de su vida útil, nos tendríamos que echar las manos a la cabeza. Los neumáticos se acumulaban de manera irresponsable en cualquier sitio, en el mejor de los casos terminaban en vertederos controlados y, por otro, estábamos desaprovechando unos materiales con interesantes propiedades y características.
Hoy en día, gracias a la regulación y a la existencia de sistemas colectivos responsables de la correcta gestión ambiental de los residuos, los residuos se han convertido en recursos. En el caso de los neumáticos, SIGNUS se encarga de ello, así como de trabajar para dar valor a todos sus componentes obtenidos a partir de su reciclaje y buscarles diferentes aplicaciones. El acero se recicla en acerías; el textil se utiliza como material de aislamiento; y el caucho se transforma en gránulos de diferentes tamaños, que tienen su uso en superficies deportivas como los campos de fútbol con hierba artificial, se incorpora en las barreras de protección viaria tipo New Jersey, en las suelas de calzado o en las mezclas bituminosas para realizar carreteras.
Esta última aplicación, la de las mezclas bituminosas con polvo de neumático, ofrece múltiples soluciones técnicas, pero sobre todo se trata de soluciones con un componente importante de sostenibilidad en el más amplio sentido de la palabra como son las reducciones de ruido de rodadura, el ahorro de materiales o la mejora de la huella ecológica por el mejor mantenimiento del firme.
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