De los cinco sentidos que tenemos, la vista es el más importante a la hora de conducir. Son nuestros ojos lo que registran lo que pasa en la carretera y por ello es importante cuidarlos. En este sentido, en nuestro país, tal y como indica el informe “La Visión en España 2020”, cerca de un 80% de la población sufre algún tipo de problema visual. Problemas como la presbicia (42%), miopía (39%), astigmatismo (39%) o hipermetropía (18%), son algunos de los más frecuentes.
Como recoge el Reglamento General de Circulación (RGC), en su anexo IV, un conductor debe tener al menos una agudeza visual de 0,5 para poder conducir. Entendemos por agudeza visual la definición o detalle con que se perciben los objetos. Eso sí, hay que matizar que debemos conducir con la mejor visión posible, y si eso logra una visión superior al 0,5 con gafas o lentes de contacto, aunque no estemos obligados, es imprescindible hacerlo.
La disminución de la capacidad visual pone en riesgo notablemente la seguridad del conductor y el resto de usuarios de la vía. Además, la mencionada agudeza visual se puede reducir ante condiciones de mala iluminación. Unas condiciones que se agravan en verano. ¿La solución? Las gafas de sol.
Gafas de sol: tu mejor aliado en verano
Como ya hemos dicho, la fuerte luminosidad que se produce en verano puede empeorar nuestra visión al volante. Muchos, en este período, recurrimos a gafas de sol para recuperar el confort frente al fuerte sol y para proteger nuestros ojos de la radiación solar -en especial ultravioleta- que pueden llegar a dañarlos. Hay que recordar a quien necesite lentes graduadas para conducir que, si quiere utilizar gafas de sol, éstas deben estar también graduadas.
En lo que a gafas de sol se refiere, tenemos tres tipos diferentes: tintadas, polarizadas y fotocromáticas. Las primeras llevan en sus lentes moléculas capaces de absorber la radiación; las segundas aprovechan el efecto de la polarización para dejar pasar la luz en un sentido; y las últimas se oscurecen o aclaran en función de la cantidad de luz que incide sobre las lentes.
Sobre el color que más protege frente al sol, la profesora Amalia Lorente, autora del estudio “Lentes solares. ¿Cuál es la protección más adecuada para cada persona?”, indica que lo más recomendable es utilizar filtros grises, marrones o verdes “que no alteran la percepción del color”, recordando que los marrones “incrementan el contraste” y los verdes, “además de incrementar el contraste, reducen los reflejos y la fatiga ocular”.
A pesar de que el grueso de gafas de sol están permitidas para conducir. Existen determinados tipos prohibidas: se trata de aquellas de filtro o fotocromáticas de categoría 4. Esto es, aquellas que reducen tanto el filtro de luz que es casi como conducir a ciegas. Además, su largo tiempo de adaptación -de 3 a 5 minutos- reducen de forma notable la visión.