Después de tanto tiempo, me echaron por haber dado dos partes en dos años. […] Gracias a Dios, unos agentes de la Policía me informaron de que circulaba sin seguro. Como es lógico, telefoné a mi aseguradora pero, curiosamente, alegaron que la culpa era mía. Lo único que quiero con mi carta es intentar que la gente sepa con qué tipo de empresas estamos asegurando nuestra vida, cómo nos tratan, y demostrar que, para ellos, simplemente somos ‘unos números en un papel’. Entiendo que no todas las aseguradoras son iguales, puesto que detrás de los agentes de seguro se encuentran personas y que se preocupan de su cliente. Lástima que haya excepciones.
Francisco Borja Robledo (E-Mail)
Respuesta de Carlos Lluch, de la Correduría Lluch & Juelich Brokers: El contrato de seguro es bilateral en el que ambas partes están obligadas a ciertas cosas.
Es lo que se denomina un contrato sinalagmático. Aparte, está regulado por una Ley, la 50/1980, que es de carácter imperativo, es decir, no discrecional, las dos partes deben cumplirla. En su artículo 22, esta Ley determina que, para poner fin al contrato, cualquiera de las dos partes podrá hacerlo siempre que, como mínimo, preavise con dos meses a la otra. Por tanto, si no hay preaviso, no hay anulación posible por parte de ninguno de los dos.
Si no te avisan, obviamente, no te pueden echar. Está claro que una aseguradora cuenta con ordenadores capaces de gestionar eso con diligencia, así que si se produce una comunicación fuera de plazo no dice nada bueno de su eficiencia? y ética.
